domingo, 16 de febrero de 2025

"La memoria del alambre", de Bárbara Blasco

La narradora de esta historia es una cantante de orquesta (de pueblo, de fiestas patronales, de borrachines bailando Shakira, Operación Triunfo o lo que esté de moda en ese momento) desencantada en medio de una gira por pueblos que, con suerte, llegan al millar de habitantes. En medio de esa etapa recibe un correo que trastoca su presente, trayendo un pasado lejano que pretende esconder como puede, pero que le impide avanzar desde entonces: la madre de Carla, su amiga de la adolescencia, le pregunta qué llevaba Carla en los bolsillos en el momento en el que murió.


A partir de ese inicio la autora compone a dos tiempos la historia de esas dos adolescentes inseparables, y la de la mujer madura que sobrevivió como pudo, recogiendo los trozos, las migas que quedaron de ella,  pero sin saber muy bien qué hacer con ellas. Así, nos trae de vuelta (a los que estuvimos ahí) a los ochenta, y a esa época en la que "se oían guitarras eléctricas en las discotecas" y al desenfoque y desenfreno natural de esa edad, de la búsqueda de la libertad y de un sitio en el mundo que no siempre se encuentra. Todo eso en una Valencia célebre entonces por ser el escenario perfecto para ello.


Voy a intentar ser comedido al expresar mi opinión sobre el libro. Parto de la base de que para mí es un cuatro estrellas y pico de cinco. Y que es reincidente. Quiero decir que hace ya un año comencé "Dicen los síntomas" y me agarró por el pecho y me zarandeó. 


Suelo dejar unos meses de "cuarentena" antes de volver a autores que consiguen eso con el lector que soy y así lo hice. Y "La memoria del alambre" me trae otra voz que también consiguió que leyese el libro en menos de veinticuatro horas, con frases que duelen y que hacen pensar, con verdades sin piedad que resultan en ocasiones como golpes. También hay que mencionar el acierto de introducir una banda sonora durante la narración que apoya lo contado.


Y por último he de decir que esa voz, la voz narradora de una persona imperfecta, dubitativa e insegura (como un gran porcentaje lo somos), una voz "con carraspera" de Bárbara Blasco es, para mí, excelente. Ya no es fruto de un solo libro, sino que ha pasado con sobresaliente el "examen" de una segunda lectura diferente que, aunque parte de una premisa conocida (recordar el pasado adolescente desde la madurez) conserva una fuerza en la voz que la hace brillar por sí misma y que confirma a Blasco como uno de mis grandes y afortunados descubrimientos como lector de los últimos tiempos.