Andreas Pum es un veterano de
guerra que pasa sus días en un sanatorio en el que se encuentran multitud de
hombres que, como él, sufren secuelas tras haber participado en la I Guerra
Mundial. Pese a haber sido mutilado y perdido gran parte de una de sus piernas,
Andreas siente ese hecho como una especie de ofrenda que su fervoroso
patriotismo y su intachable e incorruptible buena conducta ofreció a su país y
a sus compatriotas.
En el momento del importante reconocimiento médico y, en consecuencia, recibir el alta
en el sanatorio le es concedida a Andreas una ansiada por todos incapacidad permanente y, gracias a ésta, una
licencia con la que podrá realizar
actividades en público oficialmente. Además de ello, el antiguo paciente recibe una condecoración por su participación en la guerra que se convertirá,
sin duda, en su mayor orgullo.