lunes, 26 de octubre de 2020

"Elegía", de Philip Roth

 


Según el diccionario de la R.A.E. elegía tiene la siguiente definición: composición lírica en que se lamenta la muerte de una persona o cualquier acontecimiento desafortunado. A pesar de que el autor decidió titularla “Everyman”, creo que el título elegido para nuestro idioma es lo suficientemente explícito.

 

El protagonista, sin nombre, acaba de fallecer. El funeral (judío) se celebra en un antiguo y en desuso cementerio al lado de un aeropuerto en el que se encuentran enterrados los cuerpos de los padres del recién fallecido. Sus antiguos compañeros de su carrera en el mundo de las agencias publicitarias se reúnen junto con su familia para rendirle honores.

 

domingo, 11 de octubre de 2020

"las brujas", de Celso Castro

 

El protagonista de esta historia es un adolescente sin nombre, cuyo padre hace años abandonó a la familia. Sin embargo, lo que queda de esa familia (él, su hermano y su madre) sufre un proceso de desintegración del que vamos a ser testigos. Además, el hecho de que el joven tenga una personalidad similar a la del padre evadido lleva a que haya una tremenda falta de apego hacia él, y sea maltratado físicamente por su hermano y con una horrible indiferencia por parte de su madre.

 

sábado, 10 de octubre de 2020

De 5 en 5: escritores suicidas.

 El acto de acabar con la propia vida está derivado de una desesperación incomparable. Seguramente, con la ayuda adecuada la mayoría de esas acciones se podrían evitar. Sin embargo, esa desesperación suele alimentarse de una sensación de soledad que impide al protagonista solicitar la ayuda adecuada y pertinente y aleja a las posibles personas que podrían apreciar lo crítica que es la situación.

miércoles, 7 de octubre de 2020

"A propósito de nada", de Woody Allen


Allan Stewart Konisberg nació en Brooklyn en 1935, en una familia que a duras penas llegaba a fin de mes, y desde muy pequeño se dio cuenta de que el colegio no era su lugar favorito. En lugar de aprovechar su estancia, evitaba a toda costa las eternas mañanas en su centro escolar y, en sus huidas, se refugiaba en un cine en el que devoraba en dos sesiones lo que el establecimiento decidiese ese día: ya fuese una película de detectives, de piratas, de vaqueros o una comedia.