Eve Fletcher trabaja desde hace años como directora de un
centro de atención a la tercera edad en un pequeño pueblo de Nueva Jersey. Es
una mujer responsable y eficiente, comprometida con su trabajo y que hace ya algún tiempo alcanzó la cuarentena. Tiene, además, una relativamente buena relación con su ex marido y padre de su único hijo,
Brendan.
El día en el que inicia la trama
de “La señora Fletcher” (que no tiene nada que ver con la entrañable señora que resolvía misteriosos crímenes en "Se ha escrito un crimen") la acompañamos a cargar su monovolumen para ayudar a su
hijo a instalarse en la residencia de la universidad a la que ha logrado
acceder, en su primer día. Brendan es un joven despreocupado y con muchas ganas
de pasarlo bien, decidido a que su etapa universitaria haga honor a la
diversión en los que el alcohol y las drogas no faltarán, y a la sucesión de escarceos amorosos sin mucho futuro que observa en
las películas y que le cuentan los chicos de mayor edad.