viernes, 4 de noviembre de 2022

"Amor y morriña", de Theodor Kallifatides

 

Creo que es conveniente comenzar este comentario de libro lanzando una advertencia: si esperas leer una reseña objetiva y fría, no sigas leyendo. No puedo hacerlo. Y es que desde que descubrí a Kallifatides con “Madres e hijos” (hace tan solo dos años) es uno de mis autores preferidos y siento una profunda admiración por él tanto como autor como por la persona que se adivina detrás. Así que tal vez mi lectura de “Amor y morriña” no la haya emprendido como la mayoría de los lectores la van a comenzar.

 

Una vez pasada la advertencia, en la novela que traemos hoy (que no es autoficción como el propio “Madres e hijos” y otros títulos de Theodor) se nos presenta a Christos, un emigrante griego e inmigrante en Suecia que, dada la inestabilidad de su país en la década de los 60 (y desde entonces) y de las pocas posibilidades de futuro que ve ante una más que probable cercana dictadura, decide aceptar una beca en el país nórdico para estudiar en la universidad Historia de las ideas. Aprovechando esa beca emprende un viaje que está lejos de ser ideal.

 

En Estocolmo ha de malvivir hasta límites que no creía capaz de alcanzar, y ha de mantener su paupérrima existencia con tal de vivir su sueño y no regresar a Grecia. El hándicap del idioma y el habitual (y tan en boga hoy día) rechazo al inmigrante lo mantienen aislado y tan solo tiene el apoyo de Thanasis, griego y estudiante como él pero de una carrera económica con el que conserva el placer de hablar su idioma y de compartir un espacio en el que ambos pueden sincerarse y sentirse escuchados y comprendidos. El sueño de Christo, que es ser escritor, parece muy lejano y difícil mientras olvida parte de su idioma y se le atraganta parte del nuevo.

 

Para terminar de germinar lo que el autor nos propone ya desde el título, Christo se enamora de Rania, una mujer inalcanzable, casada y con una hija, a la que parece imposible llegar a conocer en profundidad. Ya tenemos los ingredientes completos del libro: emigrante que echa y echará de menos su ciudad, sus calles, a su gente, su idioma, etc. Además la incertidumbre de verse obligado o no a volver a un país que no lo quería, y en el que ya no le quedan ni familiares vivos. Para redondear la faena, parece que el amor que siente por Rania no le va a producir más que dolor…

 

Como decía al principio, comencé la lectura de “Amor y morriña” ilusionado ante el que puede ser uno de los últimos títulos que publique el anciano autor. Esta vez en forma de novela. Y lejos de salir decepcionado salí maravillado de la lectura. Es difícil expresar para mí lo que es leer a Kallifatides (griego que emigró de joven a Estocolmo y decidió quedarse allí… ya has leído algo parecido en los párrafos anteriores) pero es algo así como escuchar a un familiar inteligente, sabio diría, dar lecciones de vida mientras cuenta una historia. Porque en cada libro de Kallifatides hay mucha sabiduría, muchos pensamientos expuestos y muchas preguntas que nos dan carnaza para pensar.

 

La historia central, la historia de amor, creo que no es lo principal de “Amor y morriña”. También he de advertirte algo relevante y es que si esperas leer  chicoconoceachicaguapayseenamoraydespuésdeunaspáginassonfelicesycomenperdices, sigas de largo. El amor y la morriña viene en dosis grandes en las conversaciones entre Christo y Thanasis, entre Christo y el resto de personajes, y el conjunto nos presenta un lienzo maravilloso de lo que es el amor sin tapujos, de cómo ponemos coto a la ética y moral, pero reservamos para nosotros mismos el privilegio de poder hacerlos más o menos grandes, según se presente la ocasión. Me parece un brillante ejercicio de empatía, dado que el autor es capaz de ponernos en la piel de la mayoría de los personajes, y comprender con mayor amplitud cada forma de actuar, aunque sean opuestas entre cada uno de los protagonistas. 


Además ese ejercicio se ve ampliado con infinidad de pensamientos filosóficos que van regando la lectura, y que hicieron que me arrepintiese desde bien pronto de no coger un lápiz e ir subrayando las frases que con tanto mimo y tanta sabiduría nos regala el anciano griego. Lo solucionaré en la segunda lectura. Creo que sería injusto terminar de hablar del libro sin mencionar la excelente traducción realizada por Carmen Montes y Eva Gamundi para regalarnos una agradable lectura en nuestro idioma.

 

Supongo que si has llegado a este punto de la reseña eres un lector o lectora habitual. Tengo que decirte algo que puede sonar raro: si no has leído a Kallifatides creo que te estás perdiendo una parte importante de la lectura. Puede gustarte o no, pero hay que leerlo; es de esos autores o autoras que hay que tener en la estantería y probar si nos llega o no (no solo él, seguro que se te ocurren muchos nombres que encajan aquí). Así que si quieres ser lector o lectora completa, ve pensando en hacerle un hueco. “Amor y morriña” es una buena manera de empezar con él. Pero, por si acaso, empieza la lectura con un lápiz.