El nombre de Max Brod
(escritor, compositor y periodista checoslovaco de primeros del S XX) es un
nombre que probablemente a la mayoría de nosotros no nos diga gran cosa. Sin
embargo, la forma en la que Max traicionó a uno de sus amigos, le hizo tener un
hueco en la historia. Nos referimos al encargo que recibió en 1924 como albacea
en el testamento de su amigo, que le solicitaba que destruyese todos los
manuscritos que permanecían en su poder, para evitar que fuesen publicados.
La destrucción debía de realizarse en una hoguera en un acto con cierta solemnidad en las instalaciones de un castillo. Max no sólo hizo caso omiso a dicho encargo, sino que se encargó personalmente de que la mayoría de ellos fuesen publicados. Entre ellos se encontraban obras como “El proceso”, “El castillo” o “Carta al padre”. Gracias a ello, el escaso éxito que había tenido el autor en vida, fue aumentando hasta convertirlo en uno de los más reconocidos autores del siglo pasado. Se trata de Franz Kafka.