Alvy Singer es un
neoyorquino que acaba de cumplir cuarenta años, y decide hacer un repaso a la
relación que mantiene con Annie Hall, su última pareja. Una vez finalizada la
relación amorosa nos desgrana desde el inicio cada fase de su enamoramiento y
cómo se fue evaporando, con los diferentes motivos que llevaron a ambos a la
nueva situación, que mantiene un halo de incertidumbre muy presente en toda la
narración.
Así, entre alguna
que otra risa y alguna que otra reflexión más o menos disparatada y más o menos
fundada, conoceremos a Annie durante un partido de tenis, y descubrimos esa
explosión química en el cerebro de nuestro protagonista que hará que Annie (aspirante a cantante, singer en el inglés original como el apellido de Alvy) ocupe inmediatamente el corazón de Alvy; además se trata de un corazón un poco
arrugado tras haber fracasado en sus dos matrimonios anteriores. Con la
relación amorosa de nuestra pareja (una de las preferidas, seguramente, de la
historia del cine) de fondo conoceremos un poco de la vida en el Nueva York
decadente de la década de los setenta, en esa ciudad tan deprimente como el
protagonista de nuestra historia.