Juan Salvatierra
acaba de fallecer. Se trata de un antiguo trabajador de la oficina de Correos de su pueblo retirado ya hace tiempo y en los momentos posteriores a su muerte sus hijos, llamados Miguel y Luis, intentan hacer lo que ellos creen más conveniente para
conservar el legado de su padre. Y ese legado, la parte más importante al
menos, es un lienzo en el que trabajó el fallecido desde bien joven. O más bien
deberíamos hablar de lienzos, ya que existe una enorme tela por cada año desde
que inició ese proyecto hasta el año de su misma muerte. Todas esas telas se
encuentran en un prácticamente abandonado almacén (galpón) en una pequeña
localidad argentina separada por el río del vecino país uruguayo.