A mitades de la
década de los noventa del siglo pasado Daniel Montero es un joven que vive en
Curuguazú, un pueblo argentino de la provincia de Entre Ríos cercano al río
Uruguay (el nombre es ficticio). Tras haber acabado sus estudios, comienza a
trabajar en un almacén. A sus 17 años hace ya siete que perdió a sus padres, y
vive con su anciana abuela. El trabajo que desarrolla en el mencionado almacén
le permite disfrutar de un dinero para sus gastos sin muchos lujos, pero entre
ellos el más importante es haber comprado una televisión usada para ser
instalada en su cuarto.
Además, y aunque es
extraño en un pueblo como el suyo, el vecino decidió poner televisión por
cable. Tras conectar un cable desde la antena del vecino, Daniel consigue
habilitar una importante cantidad de canales para disfrutar en la soledad de su
habitación. Dada la edad del muchacho, casi todos los lectores probablemente piensen de inmediato que su prioridad será ver algún canal para mayores de edad, y la verdad es que están en lo
cierto. Y ahí, en uno de esos canales porno, Sabrina Love es la protagonista de
un programa. Sabrina Love es lo máximo para Daniel, y conoce cada uno de los programas, películas y escenas de la estrella porno de memoria. Nuestro joven protagonista no es el único en esa situación, ya que muchos
espectadores incluyen a Sabrina en cada una de sus fantasías.