La línea que separa la
inspiración de la copia ilegítima de un escrito es ciertamente fina, y más a
menudo de lo conveniente es cruzada por autores de todos los géneros y épocas;
también hay que destacar que hay ciertas similitudes entre los argumentos de algunos
libros puede deberse a una simple casualidad.
Incluso varios de los más
célebres escritores de la Historia de la Literatura se encuentran en la deshonrosa
lista de acusados de haber sumado a sus
libros partes escritas por otras personas sin su autorización.
Así, el escritor Mateo Bandello, cuya obra fue
publicada en el siglo XVI, escribió la novela corta “Los amantes de Verona”,
que sirvió de “inspiración” al poeta inglés Arthur Brooke. Haciendo gala de una
costumbre de la época, William Shakespeare copió a su vez al poeta inglés,
dando como resultado su célebre “Romeo y Julieta”. Se da la coincidencia de que
Lope de Vega también se inspiró en la obra original de Bandello para formar su
“Castelvines y Monteses”.