Cuando leemos el término “best
seller” probablemente nos venga a todos a la mente algo similar: un libro
destinado a ser leído por miles o incluso millones de personas en un corto
período de tiempo sin más pretensiones que el entretenimiento, y el pasar páginas
de una forma adictiva. Además, tiene la capacidad de hacer que los lectores no
habituales retomen temporalmente el hábito de leer.
Sin embargo, esta connotación no
siempre fue la principal y más extendida. El concepto al que nos referimos fue
acuñado hace ya bastante tiempo, a finales del Siglo XIX. Por aquel entonces se refería exclusivamente al significado
literal de la expresión, es decir, “más vendidos” o “superventas”. Así que,
para considerar una publicación así solo habría que mirar cuántas ediciones se
habían editado de ese texto.