jueves, 7 de agosto de 2014

John Steinbeck

John Ernst Steinbeck Junior nació en la localidad californiana de Salinas, en el condado de Monterrey (una localidad que sería el lugar de los hechos en varias de sus obras) el 27 de Febrero de 1902. Hijo del tesorero del condado John Ernst Steinbeck Senior, (que también fue propietario de una tienda de piensos)  y de una profesora de origen irlandés (Olive Hamilton), que inculcaría a John y a sus tres hermanas el amor por la literatura.

No tuvo una infancia de grandes lujos, aunque sí feliz, y ya desde joven hubo de emplearse en los más diversos empleos para subsistir, lo que afectaría decisivamente en su forma de escribir. Tras cursar sus estudios en su localidad natal de Salinas, logró matricularse en la prestigiosa Universidad de Stanford, más por dar una alegría a sus padres que por propia convicción. Sin embargo las dificultades económicas, a pesar de los trabajos que fue desempeñando, hicieron que no lograse graduarse, y hubiese de abandonar sus estudios.

viernes, 1 de agosto de 2014

Patologías Literarias

En diferentes ocasiones hemos visto que los escritores y sus familias sufren los contratiempos vitales que sufrimos el resto de los mortales. Sufren las enfermedades más comunes (y también las menos habituales) y los más diversos trastornos. Alguno de ellos sufrieron un trastorno tan característico que llegó a dar nombre a dicha enfermedad. En este tipo de patologías nos vamos a centrar, y en las próximas líneas visitaremos a  personajes literarios y autores cuyos nombres pasaron de los libros y novela a otro tipo de libros: los de medicina en el apartado de diagnóstico.

Para empezar vamos a ver el curioso caso que se da cuando una persona sufre mareos, vértigos, palpitaciones o temblores ante la excesiva belleza de una o varias obras de arte que ha observado; a tenor de observar dichos síntomas, se dice que padece el “Síndrome de Stendhal” (o “Síndrome de Florencia”), tal y como el propio autor Henry Beyle Stendhal describió en su “Nápoles y Florencia: un viaje de Milán a Reggio”, al salir de la Basílica de la Santa Cruz de Florencia:

“Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”.