Entre intensos encuentros y
desencuentros pasan años amándose, y en uno de los frágiles momentos álgidos
entre ellos tienen una necesidad: contarse lo más vergonzoso y comprometedor
que han hecho en su vida, como forma de unión imperecedera y como muestra de
entrega absoluta a la relación. Teresa cuenta su confidencia, y Pietro cuenta
la suya. En ese acto depositan en el otro un poder destructivo, capaz de acabar
en cualquier momento con la imagen pública de cada uno de ellos. Pocos días
después su relación se rompe y la distancia crece entre los dos, tanto
física como personal. Tal vez fuese la consecuencia lógica de lo que se contaron y del cambio que eso supone a los ojos del otro...