Tracy es una mujer de mediana
edad. Inteligente y trabajadora, ha pasado por diversos puestos de trabajo
durante su carrera. En la actualidad lleva unos años realizando una excelente
labor como subdirectora del instituto del pueblo, tarea que hace a la sombra de
un director al borde del retiro. Cuando éste anuncia que el presente es el
último curso en el que estará activo, se inicia una especie de carrera por
conseguir esa vacante de directora que Tracy ansía y para la que se presenta
como la primera de las candidatas. Tracy lleva toda la vida acostumbrada a ser
ninguneada por su sexo, a ser menospreciada ante hombres más populares y menos capaces, y ve la vacante como la oportunidad para variar esa injusticia.
A pesar de que los lectores nos
imaginamos que podría tratarse de una elección sencilla, nada más lejos de la realidad: el
sistema de elección involucra además de a los docentes a diversas asociaciones
de padres, madres e instituciones municipales del pequeño pueblo situado en New
Jersey. Si Tracy quiere triunfar debe entrar en ese juego político (como en sus años mozos) en el que
contentar a la mayor parte de los posibles votantes. Para ello elige arrimarse
a la persona que parece más adecuada: Kyle Dorfman, la persona más pudiente del
pueblo, que se hizo rico unos años antes al conseguir que su juego con un perro
como protagonista se hiciese viral. Kyle la elige inmediatamente como su candidata.