sábado, 5 de diciembre de 2020

"Cara de pan", de Sara Mesa

 

El libro que traemos hoy nos sitúa en un parque público de una ciudad que desconocemos (aunque como simple curiosidad he de mencionar que al parecer en la mente de la autora este parque se encuentra en la ciudad de Sevilla), en un rincón solitario y apartado, rodeado de arbustos y, a consecuencia de ello, a salvo de las miradas del  resto de las personas. Ahí encuentra su refugio una niña de trece años (casi catorce) y decide pasar una mañana entera a solas.

 

Sin embargo, la aparición de un peculiar hombre de aspecto inusual rompe esa soledad. La incomodidad de la niña es evidente, y el hombre no parece percatarse de ello. Lo que parece un encuentro fugaz se convierte en una conversación en la que el hombre consigue romper la barrera que la niña pone ante él. Tras un rato de titubeos, deciden ponerse nombre el uno al otro. Así, la niña pasará a llamarse Casi para el hombre (tras haberle dicho que tenía casi catorce años) y el hombre será Viejo para la niña (tras mencionar que tiene 54 años).

 

A pesar de que el encuentro tiene todos los ingredientes para resultar único (en cuanto a repeticiones, no en cuanto al hecho de ser memorable) al día siguiente se repite, y poco a poco se convierte en habitual. Tanto es así, que en el momento en el que uno de los dos asistentes falta a lo que se puede llegar a denominar ya como una especie de cita, el otro lo extraña. Y a pesar de que no conocerán datos personales del otro en ningún momento (nombre, dirección...) entre ellos comienza a fluir una relación de confianza en la que se sienten seguros para contar sus miedos, sus problemas, su pasado, sus frustraciones…

 

Si mencionamos a Sara Mesa hemos de hablar de una escritora que tiene ya una trayectoria dilatada a sus espaldas, con un puñado de libros publicados y con ventas considerables y además de ellos tiene un buen número de lectores que recomiendan con entusiasmo sus libros y su estilo. De ahí que me decidiese a abordar una de sus historias, y en ese momento cayó en mis manos “Cara de pan” y me decidí a leerlo. No sé qué le produce a la persona que lee estas líneas el argumento en sí, pero a mí me produce una inquietud notable y notoria, una tensión por el peligro evidente que supone para la niña y que en cualquier página se puede transformar en algo terrible. Y desgraciadamente esa tensión, sin duda buscada y deseada por la escritora, para mí se convirtió en una enemiga.

 

Enemiga porque no pude disfrutar de la lectura, de la que siempre estuve alejado a pesar de que se lee de forma ágil y rápida, ya que el estilo conciso y sin florituras de la autora lo propicia de ese modo. Realmente siento que fui leyendo "con pinzas", sin llegar a tocar la historia. Además, y puede ser que la inquietud me haya influenciado también en este aspecto, la historia me parece también algo forzada, poco natural y un tanto previsible. Tengo la costumbre de leer opiniones tras terminar un libro y no antes, por lo que suelo llegar a la lectura a ciegas. Pues bien, la opinión mayoritaria es que es un gran libro y que la historia es adictiva y profunda. Yo no estoy de acuerdo, y ojalá lo estuviese. Mi opinión es absolutamente minoritaria por los motivos que he expuesto, así que te animo a que lo leas y te formes la tuya.

 

Me hubiese gustado mucho disfrutar un poco más de una obra y de un argumento que, en mi opinión,  podía haber dado más de sí ya que tenía muchos mimbres para resultar impactante y, con suerte, llegar a ser inolvidable. A pesar de mi pequeña decepción (tal vez propiciada porque al haber escuchado recomendaciones de esta autora esperaba algo más) haré borrón y cuenta nueva y no estaré cerrado a que me seduzca la lectura de otra historia de una escritora que está dando mucho que hablar.