viernes, 22 de noviembre de 2019

"Vía revolucionaria", de Richard Yates


El orden que se suele seguir cuando se trata de ver una adaptación cinematográfica de un libro es leer primero el libro, y después ver la película. En la novela que traemos hoy seguí el orden inverso. Hace ya unos años se estrenó en el cine “Revolutionary road”, y la dirección de Sam Mendes y la interpretación de dos colosos como Leonardo DiCaprio y Kate Winslet se hicieron lo suficientemente atractivas como para verla. Y, realmente, es una película que no me defraudó, ya que iba un poco más allá que aquéllas que suelen ocupar la lista de las más vistas.

Recuerdo que entonces tuve la sensación de que era una historia con un guión digno de ser una buena novela. Desconocía que ese guión no era original, sino que estaba basado en la novela escrita en 1961 por Richard Yates que hoy presentamos aquí. Algo debe de tener cuando la revista Times la incluyó en la lista de las 100 mejores novelas escritas en inglés entre 1923 y 2005 (curioso período para hacer una lista). Así que, hace un tiempo, en cuanto cayó en mis manos, creí que había pasado el suficiente tiempo como para que la lectura no se viese interrumpida por los recuerdos de la película.


La pareja protagonista, y que yo ya asocié a los actores mencionados, es la formada por Frank y April Wheeler. Se trata de dos jóvenes que  forman una familia con sus dos pequeños, y que están buscando un lugar donde asentarse. Revolutionary Hill Estates es el barrio al que pueden aspirar con sus ingresos actuales, así que se convertirán en los flamantes nuevos vecinos de la urbanización. Tal vez no haya que explicar mucho qué tipo de vecindario es el marco de la novela, ya que si te viene a la mente un vecindario de mediados de los años 50 del siglo pasado seguramente sea muy similar al que nos presenta el autor.

Así que tenemos a la pareja perfecta, jóvenes, guapos y ambiciosos, con una familia encantadora y en un barrio que seguramente sea el trampolín para uno un poco mejor en un puñado de años. Son admirados por sus vecinos y amigos, y seguramente resultasen elegidos de celebrarse un concurso para ser el modelo de familia perfecta. Así, en ese entorno y contexto, ¿quién no sería feliz? ¿Cómo podría ir algo mal? Seguramente sospecharás que, de ser así, la novela no tendría razón de ser. Y estás en lo cierto.

Frank y April se sienten diferentes, y quizás sin llegar a reconocerlo especiales. Tanto en su fuero interno como al observar a su pareja sienten una insatisfacción que amenaza con ocuparlo todo. Cada uno a su manera sabe que puede y debe dar más de sí, y además saben que merecen otro tipo de vida con mayores alicientes. Tal vez sienten que viven la vida que han visto diseñada en unos cuantos folletos y películas y no la que realmente han nacido para vivir, menos vacía de lo que realmente tienen en su día a día. Y ahí, en la búsqueda del equilibrio que les haga sentirse plenos, caminamos durante toda la narración. En la lucha por dejar de vivir una vida que la sociedad ha diseñado para ellos.

He de decir que me sorprendió lo bien escrita que está la novela, y más sorprendente si tenemos en cuenta que temía que se tratase (suele suceder en adaptaciones) de una novela menor. Es sorprendente cómo el autor nos describe los entresijos interiores de los personajes, tanto principales como secundarios, y nos mantiene (con un ritmo ágil) en una especie de disección de los sentimientos humanos más reconocibles y las reacciones que surgen de dichas sensaciones. Además Yates construye unos diálogos vertiginosos y brillantes, que hacen que la lectura valga la pena. Si no lo has leído ya, tal vez te apetezca ver las grietas que no deja ver el brillo de una vida que, a priori, la mayor parte de la sociedad desea.