El orden que se
suele seguir cuando se trata de ver una adaptación cinematográfica de un libro
es leer primero el libro, y después ver la película. En la novela que traemos
hoy seguí el orden inverso. Hace ya unos años se estrenó en el cine “Revolutionary
road”, y la dirección de Sam Mendes y la interpretación de dos colosos como
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet se hicieron lo suficientemente atractivas como
para verla. Y, realmente, es una película que no me defraudó, ya que iba un
poco más allá que aquéllas que suelen ocupar la lista de las más vistas.
Recuerdo que
entonces tuve la sensación de que era una historia con un guión digno de ser
una buena novela. Desconocía que ese guión no era original, sino que estaba
basado en la novela escrita en 1961 por Richard Yates que hoy presentamos aquí. Algo debe de tener
cuando la revista Times la incluyó en la lista de las 100 mejores novelas
escritas en inglés entre 1923 y 2005 (curioso período para hacer una lista).
Así que, hace un tiempo, en cuanto cayó en mis manos, creí que había pasado el
suficiente tiempo como para que la lectura no se viese interrumpida por los
recuerdos de la película.
La pareja
protagonista, y que yo ya asocié a los actores mencionados, es la formada por
Frank y April Wheeler. Se trata de dos jóvenes que forman una familia con
sus dos pequeños, y que están buscando un lugar donde asentarse. Revolutionary
Hill Estates es el barrio al que pueden aspirar con sus ingresos actuales, así
que se convertirán en los flamantes nuevos vecinos de la urbanización. Tal vez
no haya que explicar mucho qué tipo de vecindario es el marco de la novela, ya
que si te viene a la mente un vecindario de mediados de los años 50 del siglo pasado
seguramente sea muy similar al que nos presenta el autor.
Así que tenemos a
la pareja perfecta, jóvenes, guapos y ambiciosos, con una familia encantadora y
en un barrio que seguramente sea el trampolín para uno un poco mejor en un
puñado de años. Son admirados por sus vecinos y amigos, y seguramente resultasen elegidos de celebrarse un concurso para ser el modelo de familia perfecta. Así, en ese entorno y
contexto, ¿quién no sería feliz? ¿Cómo podría ir algo mal? Seguramente
sospecharás que, de ser así, la novela no tendría razón de ser. Y estás en lo
cierto.
Frank y April se
sienten diferentes, y quizás sin llegar a reconocerlo especiales. Tanto en su
fuero interno como al observar a su pareja sienten una insatisfacción que
amenaza con ocuparlo todo. Cada uno a su manera sabe que puede y debe dar más
de sí, y además saben que merecen otro tipo de vida con mayores alicientes. Tal
vez sienten que viven la vida que han visto diseñada en unos cuantos folletos y
películas y no la que realmente han nacido para vivir, menos vacía de lo que
realmente tienen en su día a día. Y ahí, en la búsqueda del equilibrio que les
haga sentirse plenos, caminamos durante toda la narración. En la lucha por
dejar de vivir una vida que la sociedad ha diseñado para ellos.
He de decir que me
sorprendió lo bien escrita que está la novela, y más sorprendente si tenemos en cuenta que temía que se tratase (suele suceder en adaptaciones) de una novela menor. Es sorprendente cómo el autor
nos describe los entresijos interiores de los personajes, tanto principales
como secundarios, y nos mantiene (con un ritmo ágil) en una especie de
disección de los sentimientos humanos más reconocibles y las reacciones que
surgen de dichas sensaciones. Además Yates construye unos diálogos vertiginosos
y brillantes, que hacen que la lectura valga la pena. Si no lo has leído ya,
tal vez te apetezca ver las grietas que no deja ver el brillo de una vida que,
a priori, la mayor parte de la sociedad desea.