Hay libros que con
tan solo leer el título ya podemos saber lo que nos pueden llegar a ofrecer. “El
Catolicismo explicado a las ovejas” es un título suficientemente explícito para
suponer que en sus páginas encontraremos un tono crítico. Si además de ello
sumamos la firma del libro, que es de Juan Eslava Galán, podemos tener la
práctica seguridad de que encontraremos un tono de humor ácido muy
característico de este autor.
Y así es. Desde la
primera página Eslava nos pretende entretener ofreciendo datos y rasgando cada
párrafo con su ironía habitual. La figura de Dios (el Dios de los Católicos) y
las tres formas en las que aparece en los escritos oficiales de la religión es
analizada de una forma crítica, lo que en ocasiones puede llegar a resultar
irrisorio (creo que en ningún momento puede llegar a ser ofensivo para un
creyente, pero es tan solo una suposición).
Tal y como suele
afrontar sus proyectos, se aprecia la intensa documentación que viene
acompañada de un extenso apéndice y notas que acompañan a la lectura. Eslava
(siempre desde la cómica figura de la oveja que sigue al rebaño liderado por el
pastor pontífice) desgrana todos y cada uno de los elementos fundamentales del
Catolicismo: desde la Virgen María, San José y el niño Jesús hasta el último
Papa aparecen en estas páginas, así como las maniobras que fueron moldeando el
pensamiento que se intenta extender 2000 años después (aunque no sabemos si lo
consigue). Además nos trae detalles como la multiplicidad de reliquias religiosas (las auténticas, por supuesto, solo se encuentran en nuestro país) o anécdotas como el hecho de que, tal vez, los venerados restos del Apóstol Santiago se correspondan con un conocido hereje decapitado precisamente por serlo.
A pesar de haberme
surtido ya de varias de sus aleccionadoras lecturas (“Una historia de la Guerra
Civil que no va a gustar a nadie”, “Historia de la Primera (y Segunda) Guerra
mundial contada para escépticos”, “La Revolución Rusa contada para escépticos”…)
he de decir que el tono no me llega a cansar, y su pasión por desgranar de un
modo distante los hechos documentados es siempre de agradecer, aunque más lo es
que use ese humor que literalmente me llega a robar carcajadas allá donde me
encuentre. Por poner un ejemplo, es complicado estar esperando en una
lavandería a que acabe la secadora y estar leyendo confusiones en las
traducciones de los textos que dieron lugar a errores que nunca se subsanaron
(la costilla de Adán realmente era el costado de Adán, una visión mucho más
equitativa y justa de los roles de género, pero que se siguen manteniendo tras
conocerse el error).
En fin, Eslava
desgrana de una forma certera los dogmas, creencias, fe y ritos de una religión
que le fue enseñada desde la cuna (como a muchos de nosotros) y que no es capaz
de aguantar una visión crítica desde la primera página (al igual que sucede, a
mi modo de ver, con todas y cada una de las religiones). Así que tan solo queda
a los creyentes (o, para mentar al autor, crédulos) agarrarse a esa fe que
mueve montañas y que (seguimos citando al autor) es capaz de convertir un
montón de mentiras en la única verdad.
Evidentemente, es
un libro más recomendado para las personas que no se sienten fuertemente
identificadas con las creencias que son analizadas en este texto, y sobre todo
recomendado para personas que son capaces de reírse hasta de sí mismas, como
hace el propio Eslava Galán. A pesar de ser ya el quinto o sexto libro que leo
de sus ensayos sobre hechos históricos (o en este caso historia de una
religión) estoy seguro de que no será el último, ya que entre sus inmersiones
en quedan temas muy interesantes de visitar desde ese tono sarcástico tan necesario
en tiempos como el que vivimos, en el que las redes sociales y el acceso ilimitado a la información en lugar de dar
una visión más amplia de las realidades nos ofrecen una versión (o la
contraria) más sesgada que nunca. Refrescante.