Al ser un libro de relatos sería
contraproducente describir nada más del argumento, ya que lo importante es lo
que contiene cada uno de ellos. Puedo decir, y lo suelo hacer, que los libros
de relatos no son para mí ¿Por qué? Porque, al menos los que he llegado a leer,
adolecen desde mi punto de vista de una molesta inestabilidad en la lectura.
Vamos, que algunos son excelentes, algunos regulares y algunos prescindibles.
Además, al no haber un hilo conductor, puedes perderte en su lectura, deseando
acabar un relato y empezar el siguiente o, incluso (me ha pasado), deseando
empezar otro libro para dejar de afrontar esa montaña rusa de sensaciones.
Sin embargo, todo eso que explico
que me ha pasado con los libros de relatos no me ha pasado con el reciente
lanzamiento de Mayte Blasco: “La mejor familia del mundo”. Desde el primer y potente relato (“Matar al
padre”) encuentro un talento evidente, acompañado de una capacidad de utilizar
pocas palabras para meternos literalmente en una estancia, o clavar la
descripción de una persona o de una situación. Y lo mejor es que esa sensación
de disfrutar de talento y de la brevedad y al mismo tiempo grandeza de los
relatos no me abandonó en ningún momento.
En definitiva, ese llamativo talento
que tiene Mayte Blasco, lo usa de una forma muy acertada en un libro breve en
cuanto a páginas pero largo en cuanto al poso que deja. Las personas tan reales
y profundas que describe (tan REALES que a veces dudas sobre si será
autoficción) se cuelan en tu interior y
les tomas un cariño (o lo contrario) totalmente merecido. Además, la habilidad
y el acierto de la autora a la hora de enlazar algunos relatos y algunas
familias entre sí (y también la carta en la manga de contraponer por ejemplo en
un relato la voz de una hija y en otro la voz de su madre) hizo que me olvidase
de los altibajos de otros libros de relatos. Aquí no sucede.
Aquí el hilo conductor de
relacionar unos relatos con otros funciona como pegamento, y el nivel de los
relatos es muy similar, sin decaer de unos a otros. Es evidente que mi lectura
de “La mejor familia del mundo” ha sido satisfactoria, y he recibido más buena
literatura de la que a priori esperaba (que la esperaba). También es evidente
que creo que muchos lectores pueden encontrar en sus páginas las mismas
satisfacciones que yo. Además, alguna que otra lágrima y unas poquitas sonrisas
están escondidas entre sus párrafos. Por poner un pero a la lectura, tan solo
quiero mencionar que, aunque suene raro, a mí no me gusta la pizza de cuatro
quesos que parece tener tanto éxito para otros comensales/lectores/personajes de
los relatos. Ahora en serio, me parece una
lectura provechosa y aprovechable. Y un talento a seguir.