domingo, 25 de febrero de 2024

"La mejor familia del mundo", de Mayte Blasco

 En las páginas de  “La mejor familia del mundo” no te vas a encontrar a la mejor familia del mundo. A cambio te encontrarás a familias con algún que otro fallo, como las de tus amigos, tus vecinos, como la mía o como (tal vez) la tuya. Así, reunidas un puñado de familias en una colección de doce relatos, tenemos a nuestra disposición a primas, hijos e hijas, madres y padres, hermanos y tíos que bien podrían vivir en tu mismo bloque de viviendas.

 

Al ser un libro de relatos sería contraproducente describir nada más del argumento, ya que lo importante es lo que contiene cada uno de ellos. Puedo decir, y lo suelo hacer, que los libros de relatos no son para mí ¿Por qué? Porque, al menos los que he llegado a leer, adolecen desde mi punto de vista de una molesta inestabilidad en la lectura. Vamos, que algunos son excelentes, algunos regulares y algunos prescindibles. Además, al no haber un hilo conductor, puedes perderte en su lectura, deseando acabar un relato y empezar el siguiente o, incluso (me ha pasado), deseando empezar otro libro para dejar de afrontar esa montaña rusa de sensaciones.

 

Sin embargo, todo eso que explico que me ha pasado con los libros de relatos no me ha pasado con el reciente lanzamiento de Mayte Blasco: “La mejor familia del mundo”.  Desde el primer y potente relato (“Matar al padre”) encuentro un talento evidente, acompañado de una capacidad de utilizar pocas palabras para meternos literalmente en una estancia, o clavar la descripción de una persona o de una situación. Y lo mejor es que esa sensación de disfrutar de talento y de la brevedad y al mismo tiempo grandeza de los relatos no me abandonó en ningún momento.

 

Mayte Blasco, creo yo, tiene una mirada literaria (y vital) muy potente, y una fuerza para describir que parece usar con bisturí, o con un carcaj lleno de flechas que lanza con frases cortitas que se te clavan (y que no puedo más que subrayar con un lápiz que hoy tiene necesidad de ser afilado por el uso que le he dado). En estas páginas he encontrado a familiares y a amigos, a conocidos descritos con otros nombres y en otras ciudades. Vamos: personas reales. A lo largo de mi vida he conocido a más de un padre A y a más de un padre B, a un Nono que me hizo llorar decenas de veces, y  a algunas primas (tanto la guapa como la fea).

 

En definitiva, ese llamativo talento que tiene Mayte Blasco, lo usa de una forma muy acertada en un libro breve en cuanto a páginas pero largo en cuanto al poso que deja. Las personas tan reales y profundas que describe (tan REALES que a veces dudas sobre si será autoficción)  se cuelan en tu interior y les tomas un cariño (o lo contrario) totalmente merecido. Además, la habilidad y el acierto de la autora a la hora de enlazar algunos relatos y algunas familias entre sí (y también la carta en la manga de contraponer por ejemplo en un relato la voz de una hija y en otro la voz de su madre) hizo que me olvidase de los altibajos de otros libros de relatos. Aquí no sucede.

 

Aquí el hilo conductor de relacionar unos relatos con otros funciona como pegamento, y el nivel de los relatos es muy similar, sin decaer de unos a otros. Es evidente que mi lectura de “La mejor familia del mundo” ha sido satisfactoria, y he recibido más buena literatura de la que a priori esperaba (que la esperaba). También es evidente que creo que muchos lectores pueden encontrar en sus páginas las mismas satisfacciones que yo. Además, alguna que otra lágrima y unas poquitas sonrisas están escondidas entre sus párrafos. Por poner un pero a la lectura, tan solo quiero mencionar que, aunque suene raro, a mí no me gusta la pizza de cuatro quesos que parece tener tanto éxito para otros comensales/lectores/personajes de los relatos. Ahora en  serio, me parece una lectura provechosa y aprovechable. Y un talento a seguir.