domingo, 3 de marzo de 2024

"Cielo azul", de Daria Bignardi

Galla lleva un tiempo hundida. Concretamente desde el momento en el que Doug, su marido, decidió acabar con una relación de veinte años, sin demasiadas explicaciones, sin echar la vista atrás, sin emplear un gramo más de preocupación. Ella se culpa de un abandono que no consigue comprender ni asimilar. 

Además, una de sus ocupaciones diarias es la de planear cuándo es el momento más adecuado del día para suicidarse e incomodar lo menos posible a las personas que lo tengan que presenciar. Para intentar salir de ese pozo acude a terapia, al igual que las personas con las que coincide en la consulta: un hombre al que llama "Antes" y una adolescente a la que llama "Después".


Galla, obligándose a sí misma a salir un poco de la rutina en la que está sumida, viaja a Munich a visitar a su más antigua y, parece ser, única amiga que conserva. En esa ciudad descubre una exposición sobre la artista Gabriele Münter (¡Qué caracter!), pintora expresionista alemana que formó parte del movimiento "El jinete azul". Para ella supone un gran impacto, y se lleva parte de Gabriele consigo, de una forma un tanto peculiar e impactante.


En las páginas de "Cielo azul" (el título hace referencia a una de las obras de la pintora mencionada que aparece en la portada y que Galla relaciona con su terapeuta) se encuentran personas rotas, ancladas a un pasado doloroso que parece imposible dejar atrás. Sin embargo, la mezcla de una serie de ingredientes que les falta a  cada uno de los protagonistas puede ser la clave para avanzar, un poco más enteros, un poco más libres, aunque sea durante un corto período de tiempo.


Tengo que decir que me ha gustado mucho adentrarme en la lectura de este libro, en el que se encuentran pensamientos profundos pero muy fáciles de digerir, con un ritmo interesante al principio y adictivo a medida que esos ingredientes que mencionaba antes van apareciendo (y con ello las voces que forman el conjunto de culpabilidades que nos presenta la autora) hasta un final tan abierto como el inicio de la lectura, que empieza de una forma muy potente: "Perdí -por mi culpa- al amor de mi vida".