Si añadimos que el título es completado de una forma tan reveladora como "Novela sentimental. (De las memorias de un soñador)" será fácil adivinar que seguiremos durante unas noches (cuatro) a un idealista y soñador joven, condenado por su timidez a una soledad no deseada y que él considera será eterna. El mozo está acostumbrado a relacionarse "a distancia" con los habitantes de su ciudad, a algunos de los cuales reconoce y clasifica por su hábitos y su talante. Sin embargo, se siente más cómodo en la soledad de las noches. Y últimamente parece sentir un abatimiento demasiado intenso.
"Noches blancas" es una de las primeras obras del genio ruso, y se nota esa juventud en cómo refleja las inquietudes propias de la edad, los idealismos y las ensoñaciones. Tiene el sabor de la inocencia de los primeros besos, de los castillos en el aire que nos traen miradas y confidencias a esa edad, de lo efímero del amor y de lo duradero del desamor, de cómo un sentimiento (el más grande) puede darnos fuerza para prácticamente cualquier cosa. Es una lectura deliciosa y perfecta para adentrarnos en la literatura de, según Stefan Zweig, "el mayor conocedor del alma humana". Casi nada. Por cierto, la edición es deliciosa, como suele suceder con los libros editados por Nórdica.