En el mundo de la Literatura hay
temas y escenarios que suelen tener un éxito inmediato, independientemente del
escritor que lo presente, de la época o del momento en el que se vaya a leer la
historia con la que nos quieren convencer. Se me ocurren varios ejemplos, pero
el que traemos hoy es casi universal: libros ambientados en librerías.
El influjo que ejerce la palabra
librería al ser leída en la sinopsis de un libro es casi hipnótico para algunos
lectores, entre los que no dudo en incluirme. Esa fórmula lleva décadas o
incluso siglos funcionando, así que creo que todavía sigue funcionando, y me da
que lo seguirá haciendo durante mucho tiempo. En las próximas líneas traeremos
algunos (cinco concretamente, como corresponde a la sección en la que se
incluye) ejemplos entre los que hay más de un siglo desde el primero en ser
publicado al último. Espero que os gusten.
Quisiera comenzar el repaso por
el más antiguo de los que presentamos hoy, que se trata de una encantadora
historia en la que la librería en cuestión es una especie de carromato
gestionado por un peculiar librero que tiene mucha sabiduría a la hora de
recomendar una lectura en cada granja cuyos moradores tienen la amabilidad de
recibirlo. En una de ellas la mujer que lo recibe decide acompañarlo en la
aventura librera y se compromete a adquirir el carromato para seguir con su
oficio.
El libro se titula “La librería
ambulante” y tal fue el éxito que obtuvo que un par de años después fueron
rescatados los personajes para narrar la
historia de “La librería encantada”. Ambas son lecturas muy recomendables,
agradables y son de esos libros que se leen con una sonrisa en la boca. Se
respira el amor por los libros en cada página.
Como segundo paso en nuestro
recorrido saltamos el océano (la anterior estaba ambientada en los Estados
Unidos de América) y nos vamos a un pequeño pueblo llamado Suffolk, situado en
la costa británica. Ahí Florence, una mujer de mediana edad con un pasado que
quiere dejar atrás, decide emprender un negocio de dudoso éxito: el de la
librería del pueblo.
Se ha de enfrentar a algunas
reticencias de los habitantes de la localidad, y tendremos que leer el libro si
queremos saber si lo llega a conseguir en algún momento. Isabel Coixet tomó la
obra como base para su película homónima, con la que consiguió un importante éxito
de público (a mí personalmente es probablemente la película de la directora que
menos me gusta).
Para hablar de la tercera obra
que traemos hoy es obligatorio que me ponga en pie, ya que es un libro
(cortito, que se lee en un suspiro) escrito por una de las mejores plumas del
siglo pasado y que probablemente tenga argumentos para aparecer en la mayor
parte de las listas de mejores escritores de todos los tiempos: Stefan Zweig.
Su maestría habitual poniendo palabras a lo que pasa por la mente humana nos
trae a un personaje difícil de olvidar y que supone un homenaje a los libros, a
los libreros y a las librerías. El título es “Mendel el de los libros”.
Si no has leído al genio vienés
me parece un relato lo suficientemente potente (es habitual en él que vengan en
“envases” pequeños pero muy concentrados) como para amar su forma de expresarse
y de ver el mundo, un mundo que se desmoronaba ante sus ojos y sobre sus hombros
(judío en la peor época para serlo) y que terminó devorándolo.
En penúltimo lugar quiero
introducir una obra reciente, aún a sabiendas de que queda mucho para saber si
se queda con nosotros o no, como ejemplo de la continuidad que tienen las
historias que se ambientan en una librería. Se trata de “Mis días en la
librería Morisaki”, escrita por un autor debutante y que todavía tiene fresca
la tinta de la imprenta. En ella la protagonista, tras haber sufrido un
importante varapalo en su vida, decide intentar reconducirla en un escenario
muy evocador: la librería de su tío.
Como en las otras obras el olor
de los libros, el polvo que se acumula sobre ellos, el olor que el tiempo les
va regalando, las historias que contienen y los lectores a los que interesan dan
un poso al que es difícil resistirse.
Para finalizar este breve paseo
por los cinco ejemplos de obras ambientadas en librerías quiero traer una que
suele encandilar a la mayor parte de los lectores. Se trata de una
correspondencia real entre una lectora norteamericana y un librero inglés
durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, una guerra que se
dejó ver en el territorio inglés y que se palpa en las misivas.
Es encantador cómo la relación
epistolar va mutando desde la rigidez y formalidad inicial hacia una
familiaridad que va llenando las cartas a medida que pasa el tiempo. Se trata
de una lectura deliciosa y recomendable para un alto porcentaje de los
lectores.
Seguro que se te ocurren decenas
de libros que podían estar en esta lista, que no tiene más ambición que
convertir un par de minutos en agradable lectura y como presentación de unos
libros que tal vez te apetezca leer. Espero que haya sido un paseo agradable.