lunes, 26 de octubre de 2020

"Elegía", de Philip Roth

 


Según el diccionario de la R.A.E. elegía tiene la siguiente definición: composición lírica en que se lamenta la muerte de una persona o cualquier acontecimiento desafortunado. A pesar de que el autor decidió titularla “Everyman”, creo que el título elegido para nuestro idioma es lo suficientemente explícito.

 

El protagonista, sin nombre, acaba de fallecer. El funeral (judío) se celebra en un antiguo y en desuso cementerio al lado de un aeropuerto en el que se encuentran enterrados los cuerpos de los padres del recién fallecido. Sus antiguos compañeros de su carrera en el mundo de las agencias publicitarias se reúnen junto con su familia para rendirle honores.

 

Además, su hermano Howie, su hija Nancy y una de sus esposas (se divorció tres veces), Phoebe, dicen unas palabras que nos dan unas pautas para conocer unas pinceladas de la personalidad del protagonista. A partir de ahí, el narrador nos introduce en un retrato íntimo e intimista del anciano fallecido y de las circunstancias de su vida.

 

En el libro que acabo de terminar (creo que es el quinto que leo de Philip Roth) encuentro puntos comunes que parecen ser una constante en su escritura: la revisión de la vida interior del protagonista enfrentándose a sus fantasmas; el entorno de la ciudad de Newark que está presente de forma continua; la presencia de la cultura judía (que no de la religión) en la mayoría de sus personajes y la presencia de un modelo social impecable (ya sea el protagonista u otro personaje) que en esta ocasión es el hermano del mencionado, Howie.

 

A pesar de que, como digo, se encuentran características ya conocidas en este texto, en absoluto se puede decir que los libros se parezcan entre ellos. La habilidad de, en mi opinión, uno de los mejores escritores que han dado las últimas décadas, hace que una historia que a priori puede resultar insustancial acabe por engancharnos de una manera sigilosa. No se me ocurre otra manera de expresar cómo es la escritura que decir que me es complicado entrar en la historia; pero es una complicación curiosa y un tanto molesta, ya que siento que no estoy a la altura como lector de lo que el autor quiere decirme.

 

En todo momento soy consciente de que lo que leo es brillante, pero durante un tiempo no soy capaz de centrarme en lo que leo, y he de releer algunas frases. Sin embargo, antes (mucho antes) de darme cuenta, he olvidado ese comienzo titubeante que tal vez sea de unas diez páginas y me encuentro devorando la historia que el (de nuevo brillante) autor decidió construir.

 

Como puedes ver, el argumento del libro se puede resumir en un puñado de palabras: un repaso a la vida de un recién fallecido. Sin embargo, ese repaso nos trae consigo un buen puñado de reflexiones en el que podemos encontrar arrepentimiento, dolor, soledad, hartazgo y el duro hecho de darse cuenta de que tal vez  no eres la persona que creías. “Elegía” es, como todo lo que he leído de Philip Roth, un libro digno de leer y releer (de hecho no pude evitar volver a leer esas diez o quince páginas que se me atragantaron tras leer el final y la complicación se esfumó por completo). Hace ya más de dos años de su fallecimiento y, a pesar de a buen seguro no ser su obra cumbre, es un libro de Philip Roth, lo que quiere decir que es mejor que la mayoría de los libros.