Ese rechazo será
también un obstáculo que tendrá que salvar nuestro narrador, que no puede
evitar sentir al mismo tiempo una atracción que se ve frustrada al descubrir que
Lorena y él fueron amamantados por la misma persona: la madre de ella, la
bruja.
Como puedes ver, la
historia contenida en las pocas páginas de “las brujas” no tiene nada de
convencional, y entre visiones, conjuros y sustancias se nos va contando una
historia que no te dejará indiferente. ¿Y quién nos la cuenta? Pues el noventa
por ciento del tiempo me dio la impresión de que el protagonista se dirigía en
primera persona a mí (y a ti si te decides a leerlo) y el diez por ciento
restante me imaginaba que se dirigía a un escritor que se limitaba a
transcribir lo que vivió.
Por norma general
tengo la costumbre de no repetir lecturas de un mismo autor, por el miedo a que
la reiteración de sus “tics” termine por agotarme y no me dejen disfrutar en
condiciones de la lectura. He de confesar que me sucedió con varios autores a
los que tenía aprecio y es frustrante ver cómo se va desvaneciendo. Así que
suelo dejar al menos un año entre la lectura de uno y de otro libro.
Sin embargo, el
impacto que supuso para mí descubrir el estilo y el fondo de Celso Castro hace
tan solo tres meses me llevó a arriesgar en ese aspecto y quise intentar
disfrutar de su última obra mucho antes de lo que suelo permitirme. ¿Y cuál ha
sido el resultado? Un rotundo éxito para mí. Y es que el separar la sorpresa
inicial que supone las formas del escritor gallego nos sitúa de bruces ante el
fondo. Y el fondo es igual de adictivo y provechoso.
Celso Castro utiliza las palabras como una especie de bisturí, haciendo incisiones certeras como buen artesano y desgranando la historia al ritmo adecuado. Hay autores que tienen algo, y éste es uno de ellos. Si habitualmente al leer un libro te puedes encontrar pensando “este libro me recuerda a ….“ (seguro que tienes una lista de autores entre los que elegir algunos nombres) estoy casi seguro de que no te sucederá con Castro. Y es que tiene su estilo propio. En todo caso, tal vez te venga a la mente decir en algún momento “este libro me recuerda a Celso Castro”.
Desde luego recomiendo la lectura de “las brujas” y simplemente menciono
que, de ser escritor, querría ser un escritor con estilo propio e inconfundible,
como Celso Castro. Y también nos queda el consuelo de que no todo lo que nos trae el 2020 sea negativo.