Aunque no es lo habitual y aunque
en esta página ya hemos visitado su obra más conocida (“Pregúntale al polvo”),
vamos a comenzar esta reseña dando unas pinceladas de la peculiar vida del
autor, John Fante. Nacido en el seno de una familia de emigrantes italianos,
Fante tuvo una infancia llena de penurias en la que, a pesar de ello, en el
instituto vieron el talento que tenía para escribir. Animado por una de sus
profesoras, el adolescente John escribió relatos cortos y a enviarlos a
diversas publicaciones con la esperanza de que fuesen publicadas.
Afortunadamente, algunos de esos
relatos lograron su objetivo, y ello le proporcionó por un lado unos cheques
con un puñado de dólares que le venían muy bien, y por otro el empujoncito que
necesitaba para intentar explotar su don. Entre relatos y novelas de poco éxito
fue labrando una carrera llena de penurias económicas que tuvo gran influencia
en su propia obra: Bandini, su personaje más conocido y protagonista de una
tetralogía de novelas, es un mal disimulado Alter ego de John Fante.
Las estrecheces económicas
influyeron, como decíamos, en su obra, pero lo hicieron de varias maneras: por
un lado el ambiente en el que se mueven los personajes y las acciones que
desarrollan; pero por otro lado influyeron en la obra en sí de Fante.
Intentaremos explicarlo de mejor manera con un ejemplo. La obra hoy considerada
cumbre de Fante, “Pregúntale al polvo”, estaba destinada a ser la apuesta
literaria de la editorial que había adquirido sus derechos. Estamos a finales
de la década de los 30, en un ambiente previo a la declaración de la Segunda
Guerra Mundial, y dicha editorial tuvo a bien publicar una edición de la obra “Mein
Kampf”, de Adolf Hitler.
Al impacto que creó en una
sociedad que, ya entonces, estaba sensibilizada con una figura tan siniestra
como el mandatario alemán, se unió una demanda a la que la editorial tuvo que
hacer frente con todos sus recursos. Debido a ello, la promoción de “Pregúntale
al viento” se convirtió en inexistente. Ante tal perspectiva, y ante el miedo
de pasar una vida entera entre la pobreza, nuestro autor decidió desarrollar su
talento en lo que realmente estaba dando dinero en esos años: se convirtió en
guionista de la Paramount.
Gracias a ello desarrolló una
carrera sin muchas necesidades, y nos privó de su obra literaria de una manera
casi definitiva, con la excepción del libro que traemos hoy: “Llenos de vida”.
Publicado en 1952, narra las desventuras de un escritor que trabaja como
guionista en una productora cinematográfica (¿nos suena de algo?) y que abraza
la que tantas veces hemos visto como la “American way of life” o estilo de vida
americano: vive en una casa con jardín y árboles en las afueras, con su esposa
y su vehículo. Un barrio bien, con un buen sueldo: la aspiración de todos y
cada uno de sus coetáneos (y que 70 años después se ha extendido a gran parte
del mundo occidental como la vida soñada).
En esa existencia de “vida feliz”
casi por obligación, nuestro protagonista (casualmente se llama John Fante)
vive los últimos meses de feliz espera de su primer descendiente. Su intensa y
cambiante esposa sufre los rigores de un embarazo que, para todos, está siendo
muy largo. Además, la a priori perfecta vivienda que está destinada a ser
testigo de una vida perfecta muestra su peor cara en el peor momento. Para
solucionar este último imprevisto, John va a visitar a su padre, albañil
retirado, y le pide que le eche una mano durante unos días.
Con tal argumento, es difícil
hacerse una idea de la imagen paródica que nos muestra el autor de su propia
vida, de la sociedad en la que estaba viviendo y de las aspiraciones del ciudadano
medio. Pero realmente nos trae un texto fácil de leer, que nos llevará a la
sonrisa en numerosas ocasiones, y que nos sirve como muestra de un talento
indiscutible, que nos fue hurtado por los beneficios económicos que
proporcionaba el cine, y que probablemente habría sido destinado al olvido si
Charles Bukowski no hubiese insistido en reeditar su “Pregúntale al viento”,
citando a Fante como uno de sus mayores influencias.
Debido a ello, hoy día podemos
disfrutar de la obra de un escritor desconocido en su tiempo pero que merece la
pena ser leído.