domingo, 2 de junio de 2019

"Llenos de vida", de John Fante


Aunque no es lo habitual y aunque en esta página ya hemos visitado su obra más conocida (“Pregúntale al polvo”), vamos a comenzar esta reseña dando unas pinceladas de la peculiar vida del autor, John Fante. Nacido en el seno de una familia de emigrantes italianos, Fante tuvo una infancia llena de penurias en la que, a pesar de ello, en el instituto vieron el talento que tenía para escribir. Animado por una de sus profesoras, el adolescente John escribió relatos cortos y a enviarlos a diversas publicaciones con la esperanza de que fuesen publicadas.

Afortunadamente, algunos de esos relatos lograron su objetivo, y ello le proporcionó por un lado unos cheques con un puñado de dólares que le venían muy bien, y por otro el empujoncito que necesitaba para intentar explotar su don. Entre relatos y novelas de poco éxito fue labrando una carrera llena de penurias económicas que tuvo gran influencia en su propia obra: Bandini, su personaje más conocido y protagonista de una tetralogía de novelas, es un mal disimulado Alter ego de John Fante.


Las estrecheces económicas influyeron, como decíamos, en su obra, pero lo hicieron de varias maneras: por un lado el ambiente en el que se mueven los personajes y las acciones que desarrollan; pero por otro lado influyeron en la obra en sí de Fante. Intentaremos explicarlo de mejor manera con un ejemplo. La obra hoy considerada cumbre de Fante, “Pregúntale al polvo”, estaba destinada a ser la apuesta literaria de la editorial que había adquirido sus derechos. Estamos a finales de la década de los 30, en un ambiente previo a la declaración de la Segunda Guerra Mundial, y dicha editorial tuvo a bien publicar una edición de la obra “Mein Kampf”, de Adolf Hitler.

Al impacto que creó en una sociedad que, ya entonces, estaba sensibilizada con una figura tan siniestra como el mandatario alemán, se unió una demanda a la que la editorial tuvo que hacer frente con todos sus recursos. Debido a ello, la promoción de “Pregúntale al viento” se convirtió en inexistente. Ante tal perspectiva, y ante el miedo de pasar una vida entera entre la pobreza, nuestro autor decidió desarrollar su talento en lo que realmente estaba dando dinero en esos años: se convirtió en guionista de la Paramount.

Gracias a ello desarrolló una carrera sin muchas necesidades, y nos privó de su obra literaria de una manera casi definitiva, con la excepción del libro que traemos hoy: “Llenos de vida”. Publicado en 1952, narra las desventuras de un escritor que trabaja como guionista en una productora cinematográfica (¿nos suena de algo?) y que abraza la que tantas veces hemos visto como la “American way of life” o estilo de vida americano: vive en una casa con jardín y árboles en las afueras, con su esposa y su vehículo. Un barrio bien, con un buen sueldo: la aspiración de todos y cada uno de sus coetáneos (y que 70 años después se ha extendido a gran parte del mundo occidental como la vida soñada).

En esa existencia de “vida feliz” casi por obligación, nuestro protagonista (casualmente se llama John Fante) vive los últimos meses de feliz espera de su primer descendiente. Su intensa y cambiante esposa sufre los rigores de un embarazo que, para todos, está siendo muy largo. Además, la a priori perfecta vivienda que está destinada a ser testigo de una vida perfecta muestra su peor cara en el peor momento. Para solucionar este último imprevisto, John va a visitar a su padre, albañil retirado, y le pide que le eche una mano durante unos días.

Con tal argumento, es difícil hacerse una idea de la imagen paródica que nos muestra el autor de su propia vida, de la sociedad en la que estaba viviendo y de las aspiraciones del ciudadano medio. Pero realmente nos trae un texto fácil de leer, que nos llevará a la sonrisa en numerosas ocasiones, y que nos sirve como muestra de un talento indiscutible, que nos fue hurtado por los beneficios económicos que proporcionaba el cine, y que probablemente habría sido destinado al olvido si Charles Bukowski no hubiese insistido en reeditar su “Pregúntale al viento”, citando a Fante como uno de sus mayores influencias.

Debido a ello, hoy día podemos disfrutar de la obra de un escritor desconocido en su tiempo pero que merece la pena ser leído.