jueves, 20 de junio de 2019

"Del color de la leche", de Nell Leyshon


En una remota y aislada granja de la campiña inglesa vive nuestra protagonista. Estamos en el primer tercio del Siglo XIX y, junto a ella, viven sus tres hermanas, padres y un abuelo cuyas piernas ya no le permiten ponerse en pie. En dicho entorno cada día es una tremenda e incansable lucha, en la que todos han de trabajar de sol a sol. Cada una de las agotadoras tareas que emprenden los miembros de esta familia es sucedida por otra y otra, a cada cual más dura. Además, la estricta forma de ser del padre (que lamenta no haber tenido hijos varones) y la madre de las niñas hace que el ambiente sea casi irrespirable.

A pesar de ello, la vida que lleva nuestra protagonista es la única que conoce, y su mundo se reduce a los campos en los que trabaja y el espacio que separa la iglesia del pueblo de la granja. La lucha diaria que supone dar esquinazo al hambre se vería perturbada en caso de que faltase un miembro de la familia, ya que los demás deberían sumar a su propio trabajo el que deja de hacer esa persona.


Aun así, cuando el padre recibe la oferta por parte del vicario del pueblo de contratar a una de sus hijas para que ayude en las tareas de su casa y haga compañía a su enferma esposa, decide aceptar. Dado que nuestra protagonista tiene un defecto de nacimiento que afecta a una de sus piernas, es la elegida para ocuparse de esa labor y abandonar, por tanto, la granja.

Pese a lo que pueda parecer, ya que la vida de nuestra narradora no es nada envidiable, para ella es dejar la vida que conoce y la que quiere vivir. Se resiste al cambio con todas sus fuerzas, incluso cuando es consciente de que el trabajo en la casa del Vicario es mucho más llevadero que el que lleva haciendo toda la vida. Poco a poco va pasando el tiempo y nuestra protagonista (el nombre lo veremos a continuación) se convertirá, gracias a las enseñanzas del vicario, en la primera persona de su familia que aprende a leer y a escribir. Y éste es un dato básico en la narración del libro.

Como hemos dicho, nuestra protagonista (mary/ eme, a, erre, i griega) es nuestra narradora y desde la primera frase nos damos cuenta de la dificultad que supone para ella escribir, presentándonos una narración torpe e infantil, sin mayúsculas (ni en su propio nombre como hemos visto) ni signos de puntuación que no nos abandonará en todo el libro. mary aprovecha su poco desarrollada habilidad para la escritura para dejar escrita su versión de unos hechos que se convierten en el argumento del libro. Quiero recalcar que, además de torpe, la narración se me antoja apasionante y adictiva. En unas páginas la autora consigue que queramos a mary (me resisto a ponerle mayúscula a su nombre) y sufrimos con ella los rigores de una vida tan complicada.

Con un estilo sorprendente, la escritora inglesa Nell Lehyshon tiene la capacidad de ponernos inmediatamente en el barro, en un ambiente que no suele ser visitado. Un ambiente que se aleja de cualquier convencionalismo, en una existencia tremendamente hostil, incluso se podría decir "más bruta que un arado" (nunca mejor dicho)  y consigue transmitirnos una la visión de los desheredados de la época regalándonos, además, un personaje absolutamente inolvidable. “Del color de la leche” es uno de esos libros que, si decides comenzar a leer, probablemente lo termines sin respiración cuanto antes y deje de un modo u otro un poso en ti.