El protagonista de esta historia
es un hombre que ha sobrepasado la madurez y que intenta reconstruir parte de su pasado con
retales que va recolectando de su memoria. Para ello utiliza sensaciones casi
olvidadas, nombres que quedaron difuminados en sus recuerdos y fotografías
agrietadas acompañadas de ajadas notas que tienen más de cinco décadas.
Hemos de tener en cuenta que ese
hombre, nuestro protagonista, no es otro que el propio autor del libro. Patrick
Modiano nos coloca desde las primeras páginas en la década de los sesenta del
siglo pasado en un París que nos resulta efervescente, y concretamente en un
barrio, el de de Montmartre, que parece ser un personaje más de la narración. Quizás
sería más acertado puntualizar un poco este último dato y definirlo como un
hogar en sí, en el que las calles se
sienten más propias y acogedoras que un
piso o una impersonal habitación de hotel, que son las moradas de los
personajes que nos son presentados.
De esta manera el narrador y conocido
autor recuerda parte de su propia juventud, cuando a duras penas sobrepasaba la
segunda década de su vida, y nos la presenta en una serie de encuentros con
seis mujeres diferentes, cada una de ellas enigmática a su manera y que dejaron
poso en su vida. En esta narración el autor nos lleva caminando por una finísima
línea que separa (y a veces no logran ser separados) la realidad de las
ensoñaciones, el recuerdo fiel del imaginado, la fugacidad de la realidad.
Algunas de las mujeres que intervienen en “Recuerdos durmientes” ya figuran en
anteriores publicaciones del escritor francés, que como recordarás hace unos pocos
años fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
En ese ejercicio memorístico que
nos es regalado el lector se ve envuelto en un ambiente un tanto bohemio y con
un magnetismo muy particular, en una narración en blanco y negro con cafés
llenos de humo, libros que cambian existencias y noches de misterio, ocultismo
y ocultación. Al principio (al menos al lector que escribe estas líneas) ese
ambiente es un poco hostil, en el que cuesta entrar aunque algo hace que
esperemos formar parte de él en algún momento de la narración. Y lo cierto es
que se logra, pero es una involucración tan leve que no nos llegamos a dar
cuenta del todo.
“Recuerdos durmientes” es el
primer texto que visito del prestigioso autor francés. Aunque el libro se me ha
hecho corto y quedo con la sensación de haber entrado en él demasiado tarde,
creo que el mundo Modiano es un mundo digno de ser leído y sin duda caerá en
mis manos algún otro título que me lleve de nuevo a ese pasado tan atractivo.