La señora A. acaba de fallecer
tras una larga y desigual lucha contra la enfermedad que acabó con su vida.
Nuestro narrador comienza el relato en este momento, y gota a gota nos
enteramos de lo que supone la señora A. (Babette es el apodo que el narrador y
su esposa Nora eligieron para ella) para esta familia.
Cuando Nora estaba embarazada de
Emanuele y surgieron complicaciones que pusieron en riesgo el embarazo, la
señora A. fue contratada para que le ayudase en su reposo y se ocupase de las
tareas propias del hogar. Es una mujer testaruda, eficiente y muy activa, con
lo que pronto se hizo imprescindible en el día a día de esta pareja. Con el
nacimiento del niño, Babette añadió a sus funciones la de niñera, desarrollando
todas y cada una de sus labores con estoicidad y admirable capacidad para
realizarlas con el mejor de los resultados.
El personaje de la viuda señora A. es
un personaje descrito con una humanidad y a la vez sinceridad que no muchos autores son capaces de lograr. Además,
considero un acierto el narrador en primera persona. El marido y padre nos va
desgranando (y nos enteramos al mismo tiempo que él lo va desarrollando) por un
lado la enfermedad que no todo el mundo puede o quiere nombrar y cada uno de
sus estadios con precisión casi quirúrgica, con una frialdad carente de un sentimentalismo
que, a mi parecer, hubiese echado a perder la narración. El hecho de que el
autor y el narrador compartan la profesión de físico (con calificaciones
brillantes tanto el uno como el otro) sin duda ayuda a que la enfermedad sea
presentada con crudeza y realismo.
Por otro lado, el narrador
disecciona sus sentimientos al mismo tiempo que recuerda situaciones vividas
con la amiga perdida. Tal y como puede suceder en la mente de cada uno de
nosotros, los recuerdos en principio se amontonan sin aparente orden, siendo
canalizados a medida que avanzan los capítulos. Vemos cómo se da cuenta del
equilibrio que aportaba a la relación matrimonial la señora A., ante cuya
ausencia tanto marido como mujer sienten un vértigo que amenaza con romper una
estabilidad que es más precaria de lo esperado.
Como el propio escritor afirma en
el libro, la historia está en parte basada en personas reales que él mismo
conoció (es difícil no identificar al narrador con el autor), y probablemente
la figura de Emanuele esté basada en la relación que Paolo Giordano vivió con
la mujer que cuidó de él durante su infancia. Paolo debutó en la literatura con
un éxito incontestable, (La soledad de los números primos), que tuve la suerte
de poder disfrutar sin haber escuchado las excelentes críticas que recibió y
que podrían haberme hecho esperar más de la lectura de ese libro, como le
sucedió a muchas personas.
El riesgo de obtener ese éxito en
su libro de lanzamiento (y se acentúa por la juventud del autor) hizo que
planease la sombra sobre él de ser autor de un único libro. Sin embargo, Paolo
Giordano cambió de registro y nos trajo una novela coral ambientada en la
misión italiana en tierras afganas “El cuerpo humano”, sin perder esa prosa
incisiva. Con “Como de la familia” (si se me permite he de decir que me parece
más acorde con el libro el título original, que traducido sería “Plata y negro”)
Giordano da un paso adelante, y lo confirma como un autor con personalidad, con
una prosa capaz de poner sobre la mesa sentimientos humanos con cierta dosis de
crudeza, con una madurez que sorprende dada su juventud, y con un talento que
lo convierte en uno de esos escritores con estilo propio al que difícilmente
renunciarán.
Tras haber leído sus tres libros
publicados hasta el momento, no me atrevo a recomendar su lectura (“La soledad
de los números primos” alejó a muchos posibles lectores probablemente porque
esperaban una historia más dulce) pero sí aseguro que leeré todos y cada uno de
los libros que publique este interesante autor.