En el año 44 A.C., durante la
conspiración conocida como “Idus de marzo” Julio César es asesinado por un buen
número de sus propios senadores. Desde ese momento empieza una delicada carrera
para la sucesión de su mandato, una carrera que se encontrará con numerosos
intereses enfrentados.
El propio Julio César dejó
escrito que su sucesor sería su sobrino nieto Cayo Octavio Turino. Desde el
momento de la muerte del emperador, Octavio se convierte en el objetivo de los
asesinos de su tío abuelo. Sin embargo, pese a contar con tan solo 19 años, pronto
da muestra de su capacidad para controlar las dificultades que van surgiendo
para no perder el control del Imperio Romano, y forma junto a Marco Antonio y
Marco Emilio Lépido el Segundo Triunvirato. Unos años más tarde, y tras el
destierro de Lépido y el suicidio de Marco Antonio ante la inminente derrota ante
Octavio, se convierte en el dirigente único.
Así que, aparentemente, nos
encontramos ante la biografía de uno de los más importantes dirigentes que han
existido, que durante más de medio siglo se ocupó de asentar el Imperio Romano que a su llegada estaba en una situación convulsa y cuyo mandato se llegó a conocer como Pax Augusta. Sin embargo, un arduo trabajo (a lo largo de cinco años) de
documentación realizado por el brillante escritor John Williams nos trae mucho
más que eso. La narración se nutre de diversos documentos (como dice en el
prólogo Williams la mayoría de ellos salidos de su imaginación o modificados
para adaptarlo a lo que el autor quería expresar) como cartas entre diversos
personajes, anotaciones en diarios, etc.
Con todo ello y con un talento
que haría palidecer a la mayoría de los escritores, nos encontramos ante una
novela histórica que hará las delicias de los (como yo lo soy) amantes de este
género. Sin embargo sería injusto afirmar que se trata tan solo de una novela
histórica o de una novela epistolar. El concienciudo trabajo de ambientación es
un perfecto marco para que Williams demuestre el dominio que poseía de los
sentimientos humanos, otorgando mucho más peso a éstos que a los hechos en sí.
Es brillante cómo nos va
colocando piezas de un rompecabezas que va ganando peso a medida que avanza la
narración. La capacidad de describir lo más profundo de la
humanidad demostrada también en su brillante novela “Stoner” (puedes consultar la reseña de "Stoner" aquí) se hace aquí
todavía más patente, al incorporar multitud de voces, muchas de ellas con una
complejidad que llega a ser desbordante.
Como decíamos, sería injusto
calificar de simple novela histórica este trabajo. También hay que decir que no
podemos esperar una narración trepidante, sino que hemos de estar dispuestos a
disfrutar con las profundas reflexiones que nos son brindadas. En particular,
para mí serán difíciles de olvidar tanto el diario de Julia, la hija de Octavio,
como la extensa carta de despedida que decide brindar Octavio a su amigo
Nicolás de Damasco. En esa carta John Williams pone toda la carne en el asador,
haciendo un resumen de los hechos más importantes en la vida del personaje
desde el punto de vista de la madurez y de la sabiduría centrándose más en la visión del ser humano que del dirigente.
Creo que no puedo disimular el
hecho de que he disfrutado la lectura prácticamente en cada página, pero he de
recordar que es una lectura pausada y que creo disfrutarán tanto los lectores ávidos
de novelas históricas de la época como aquellos que disfrutan con la visión
introspectiva que nos es capaz de regalar John Williams.