La historia comienza en la Nueva
York de los años 60 del siglo XX, durante una visita a una exposición
fotográfica que plasma la ciudad metropolitana durante los años que precedieron
a la participación de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial.
En ella, Katey Kontent, que
asiste al animado evento en compañía de su marido, reconoce en dos de las
fotografías expuestas a Tinker Grey, y en ese momento se convierte en narradora
del tiempo que compartió con dicho personaje y otros, casi tres décadas atrás.
Dicha narración comienza en la
Nochevieja de 1937, en la que Katey (mecanógrafa en un despacho de abogados de
Wall Street) comparte mesa en un club de jazz de tercera fila con su amiga y compañera
de pensión Eve, dispuestas a ofrecerse una de las pocas alegrías que les
permite su nivel de vida.
El azar hace que en la mesa de al
lado se siente Tinker Grey, miembro de la sociedad más exclusiva de Manhattan.
Con él inician una relación de amistad que las lleva de los barrios bajos de la
Nueva York de los últimos coletazos de la Gran Depresión a los clubes más
exclusivos y lujosos de la Quinta Avenida.
Así, Katey ha de decidir cómo
jugar sus cartas en el conocido sueño americano, y con su gran capacidad de
decisión, su inteligencia y su buen olfato inicia un imparable ascenso, hasta
lograr zambullirse en un mundo en el que muchos parecen adaptar su escala de
valores a las circunstancias.
El autor, Amor Towles, nos
describe una sociedad deslumbrante, llena de clubes de jazz, amor a la música,
cócteles, restaurantes de lujo, edificios con portero, coches con chófer, en
definitiva, una sociedad que derrocha glamour. También nos muestra, en
contraposición, los bajos fondos neoyorquinos, con sus personajes devorados por
el compartido sueño americano.
Towles nos desgrana, además, la evolución
que sufren los personajes principales, debido a los acontecimientos que cada uno asume a su manera, en unos
meses que los transformarán para toda la vida .
En su primera novela, Towles
logra una estupenda descripción con todo lujo de detalles de la sociedad de los
años 30, con un estilo que bebe de grandes autores americanos, en el que por
ejemplo es difícil no relacionar “Normas de cortesía” con el argumento de “El
Gran Gatsby”, de Francis Scott Fitzgerald.(reseña aquí)
También he de decir que dicha
minuciosidad en la descripción en ocasiones se vuelve excesiva, alejando al
lector de la historia en alguno de los capítulos centrales del libro, y
evitando con ello alcanzar la más alta calificación.
En definitiva, una buena novela
escrita con elegancia que destaca por la delicadeza de la narración, que nos
traslada a un mundo que conocíamos en blanco y negro, y que cuenta con Katey,
un personaje para recordar. Un título prácticamente desconocido que a buen seguro se convertirá en una grata sorpresa, ya que hará
disfrutar al lector.