Seguramente a todos nos es familiar la
expresión “el libro estaba mejor”, y probablemente la hayamos usado unas
decenas de veces en los últimos años, la mayor parte de ellas con razón, ya que la tarea de
llevar las emociones expresadas en una novela a la gran pantalla es
extremadamente difícil, y tan solo unos pocos cineastas elegidos son capaces de no mutilar la
escritura original.
En estas líneas, si me permitís,
voy a hablar de unpequeño grupo de películas que hacen honor a lo que el autor logró al escribir el libro o, en
su defecto, que logran cumplir con el compromiso sin demasiado deshonor.
En cualquier hipotética lista de
buenas películas basadas en libros, habremos de encontrar sin duda “El padrino”, película dirigida por Francis Ford Coppola, que, en colaboración con el propio autor del libro, Mario
Puzo, filmó una de las mejores películas de la historia, llegando incluso a
superar el nivel de la novela original.
En un nivel también
sobresaliente nos encontramos con la
adaptación cinematográfica de “Matar un ruiseñor” (puedes consultar aquí la reseña), única obra escrita por
Harper Lee, llevada al cine en 1962 por Robert Mulligan y con Gregory Peck
desempeñando el mejor papel de su vida, el del aleccionador abogado y modélico padre Atticus
Finch.
Uno de los escritores que
debieron resultar contentos con el resultado de la adaptación de uno de sus
libros es John Steinbeck (¿quieres ver su biografía?), autor de “Las uvas de la ira”, libro que John Ford
usó como guión para una película inolvidable, con un tono social impensable
para la época y con otro actor, Henry Fonda, que resultó identificado para siempre con el protagonista
principal, Tom Joad, personaje que se convirtió en un icono de la lucha por la
igualdad y la dignidad.
También existen cineastas que son
capaces de llevar a la gran pantalla varios libros con excelentes resultados.
En este grupo encontramos a Martin Scorsese, capaz de deleitarnos con películas
como “Uno de los nuestros”, basada en “Wiseguy”, de Nicholas Pileggi, y que en
un registro totalmente diferente nos ofreció la deliciosa“La edad de la
inocencia”, basada en el libro publicado en 1920 por Edith Wharton.
En España, los malogrados escritores
Miguel Delibes y Camilo José Cela, disfrutaron de sendas adaptaciones de sus
libros, que se convirtieron en clásicos de nuestro cine, como fueron las
imprescindibles “Los santos inocentes” y “La colmena”.
En otra escala, quizás a un nivel
algo inferior, nos encontramos con autores que deben agradecer a las
adaptaciones cinematográficas que sus obras adquiriesen mayor relevancia que
antes de ser llevadas al cine. En este grupo, incluiré a Irvine Welsh, autor de
la novela en que se basó el éxito internacional “Trainspotting” (aquí puedes consultar la reseña de la segunda parte de este libro, "Porno"). En el mismo
grupo situaré a Thomas Harris, autor de “El silencio de los inocentes”, libro
en el que se basó uno de los mayores éxitos cinematográficos de los años
noventa, “El silencio de los corderos”, y que sin la película hubiese pasado
desapercibido para la mayoría de nosotros.
Philip K. Dick, prolífico
autor aunque conocido tan solo en el mundillo de la ciencia ficción, adquirió
una notoriedad mayor gracias a Ridley Scott y la adaptación de la novela de
aquél, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, que finalmente se llamó
“Blade Runner”. Teniendo en cuenta que la película no fue un éxito inmediato
(el tiempo la convirtió en clásico de la ciencia ficción) y que el autor murió
el año del estreno, nos tememos que no llegó a disfrutarlo como hubiese debido…
También hay escritores como
Stephen King a los que la fama y notoriedad hace mucho que les llegó, y las
adaptaciones de sus libros son llevadas al cine con distinta suerte, resultando
tanto películas deplorables (poned vosotros el título), como alguna que otra
película memorable, en donde voy a colocar “Cadena Perpetua”, (dirigida por
Frank Darabont y basada en la novela corta de King “Rita Hayworth y la
redención de Shawshank”), y la entrañable “Cuenta conmigo”.
Por último, algunas obras de
autores célebres que fueron llevadas a la gran pantalla en varias ocasiones
obtuvieron resultados dispares, siendo la tónica la disminución de la calidad en cada adaptación, llegando a resultar
sonrojantes algunos resultados finales. En este grupo señalaré “Drácula”,
“Romeo y Julieta”, etc., y, dado que me imagino la cara que se le hubiese
quedado a Alejandro Dumas saliendo del cine una vez vista una de las últimas
adaptaciones de su obra, incluiré “Los tres mosqueteros”…
Haciendo bueno el dicho “la
excepción confirma la regla”, nombraré “Valor de ley”, el libro escrito por
Charles Portis y llevado al cine por Henry Hathaway en 1969, y que le valió a
John Wayne el único premio Oscar que obtuvo en su carrera. Pues bien, en 2010
los hermanos Coen decidieron hacer un “remake”, ciñéndose mucho más al libro y
logrando una obra maestra que convirtieron en un homenaje tanto al cine como a
la novela en la que se basó…
Es evidente que el número de
adaptaciones cinematográficas de novelas es extensísimo, y que ni están todas
las que son ni, probablemente, sean todas las que están, pero prometo hacer
caso a vuestras sugerencias para futuras ampliaciones del tema…