En los últimos meses, y gracias
en parte al auge de las redes sociales, vivimos una especie de explosión de la
literatura erótica, que llega a colocar varios ejemplares en la lista de los
más vendidos.
La responsable principal de dicho
auge es la irrupción del “fenómeno Grey”, una trilogía escrita por E.L. James,
que está cosechando un éxito sin precedentes en el género del que nos ocupamos,
ya que es muy difícil que exista alguien que no haya oído hablar de ella.
A raíz del éxito de la trilogía
sobre la relación entre Christian Grey y Anastasia Steele, se cuelan entre los
superventas libros, sagas y trilogías que siguen la tendencia con mayor o menor
acierto. Entre ellos nos encontramos a Sylvia Day que, con “No te escondo
nada”, es capaz de codearse con los mismísimos Ken Follet, Arturo Pérez Reverte
o María Dueñas. Quizás por miedo a que se rompa el "hechizo" que las
hace triunfar, la publicación de las continuaciones de novelas con un buen
índice de ventas es prácticamente inmediata, y Sylvia Day lo demuestra con su
“Reflejada en ti”, segunda parte de la trilogía "Crossride" que culminará con una tercera obra de la que se desconoce el nombre, pero que será de publicación inminente...
Tras ellos nos encontramos o
encontraremos con títulos como “Diario
de una sumisa”, de Sophie Morgan, “Cómeme”, de Linda Jaivin, o la trilogía
“Desnuda (El affaire Blackstone)”, de Raine Miller, que con toda probabilidad alargarán
el momento dulce por el que atraviesa la publicación de este tipo de novelas.
A lo largo de la historia de la Literatura,
el género erótico se ha considerado un género menor, y si bien es cierto que ha
sido poco explorado y usado por los grandes autores, también lo es que ya desde los orígenes de la escritura
existió cierta tendencia a describir los placeres carnales, que en no pocas ocasiones se
encontró con la censura, ya fuese social o religiosa.
Ya hace miles de años tanto egipcios como más tarde griegos y romanos dejaron reflejadas sus conductas sexuales en escritos de los
que todavía se conservan fragmentos. Escritores como Sotades, Luciano o el gran
Ovidio dedicaron su talento en algún momento a relatar las habilidades de la
época en el arte de amar…
A lo largo de los siglos, en
mayor o menor grado, el erotismo siguió sobreviviendo a prohibiciones, censuras
y condenas, hasta llegar al siglo XX, en el que adquirió un mayor protagonismo.
Entre las obras a destacar del
siglo pasado, podemos empezar por “El amante de Lady Chatterley”, de D.H.
Lawrence (1928), en la que la explícita descripción de la relación adúltera
entre Constanza y Oliver Mellors, un empleado de la burguesa, causó gran
polémica y llegó a ser prohibida hasta la década de los 60.
Años más tarde, en 1954, Anna
Desclos usando el pseudónimo de Pauline Rèage, obtuvo un enorme éxito con la
publicación de “Historia de O”, no exento de la habitual polémica e intentos de
prohibición que conlleva el erotismo, y en la que nos describe el cómo una
joven y enamorada parisina es adentrada en los conceptos del sadomasoquismo. En
esta obra la autora consigue dar un nuevo enfoque a la sensualidad, colocando
al lector entre cadenas, látigos y demás artilugios del ritual “BDSM”, sin
olvidarse de mimar la trama.
Un autor que dedicó su carrera a
luchar contra el puritanismo que, a su modo de ver, oprimía la sociedad de su
país, EEUU, fue Henry Miller. En 1931, publicó “Trópico de Cáncer”, una novela
que le costó ser procesado por un delito de Obscenidad, en la que relata, de
forma autobiográfica, una desenfrenada forma de vida entre los burdeles parisinos.
Miller siguió su lucha para liberar a la literatura de ciertos tabúes en la
mayor parte de su obra, como en las célebres "Trópico de Capricornio" y "Sexus".
Cabe destacar cómo, años después
de ser publicados, libros que habían sido denostados por obscenos, inmorales, escandalosos,
y que incluso se había llegado a su prohibición, diesen paso a películas que llegaron a cosechar
éxito notable. En ese caso se encuentra “Enmanuelle”, escrita por Enmanuelle
Arsan y publicada en 1959, considerado, junto con la anteriormente mencionada
“Historia de O”, uno de los hitos de la literatura erótica. La búsqueda del
placer sin límites de la protagonista causó estragos en la moral de la época, y
dio paso a una serie de películas que, en la década de los 70, consiguieron
cierto éxito.
Años después vivió su mayor éxito
la escritora francesa Marguerite Duras, que tras más de cuarenta años de dilatada carrera literaria, publicó en 1984 “El amante”, el cual supuso un enorme éxito editorial. En
dicho libro la escritora recuerda su juventud y describe de forma apasionada y
apasionante la relación entre una adolescente y un rico comerciante chino de 26
años, que provoca una madurez prematura
en la protagonista.
En España Almudena Grandes
provocó admiración en 1989 con su debut literario, “Las edades de Lulú”, en la
que narraba de forma explícita la relación de Lulú con el mejor amigo de su
hermano mayor desde la adolescencia hasta unos años después, en una relación
tormentosa y destructiva… Bigas Luna llevó a la pantalla dicha novela un año
después, logrando también notorio éxito.
Hablando de literatura con tintes
eróticos escrita en España, sería un pecado olvidar a Antonio Gala y a
Desideria Oliván, esa mujer de mediana edad que, tras un viaje a Estambul,
abandona toda su vida para vivir al lado de Amman, y vivir así “La pasión
turca”.
En resumen, la actual e inesperada
relevancia de la novela erótica genera defensores y detractores, provoca
también enconadas discusiones sobre calidad literaria o la falta de la misma, e
incluso llega a escandalizar a determinadas personas, y a ser prohibida en
muchos países.
Por ello, no está mal recordar
que, a lo largo de la historia, dichas reacciones fueron siempre de la mano del
erotismo. Como hemos dicho unas líneas atrás, la literatura erótica se suele considerar un hermano pequeño de la Literatura , aunque también existen historias que, contadas
por manos expertas y empleando en su elaboración cierto mimo literario, perduran y perdurarán más allá de censuras
y de modas.