Nos situamos en una diminuta isla
japonesa, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en la que los
habitantes viven la vida como sus antepasados, en un entorno ajeno totalmente a
influencias externas y en el que lo tradicional es el motor de la vida
cotidiana. En dicha isla nos encontramos el nacimiento del amor entre Shinji,
un joven y humilde pescador, encargado del cuidado de su madre y hermanos, y
Hatsue, una muchacha de familia pudiente que, para perpetuar la saga familiar,
debe contraer matrimonio.
lunes, 26 de noviembre de 2012
sábado, 10 de noviembre de 2012
"La soledad de los números primos", de Paolo Giordano.
“La soledad de los números primos”, de Paolo Giordano.
Me decidí a leer este libro por una razón tan simple como
es el atractivo de su título, y sin tener más referencia que la explicación de
la contraportada. En ella se nos explica la metáfora utilizada por el jovencísimo
escritor, Giordano, para describir la soledad de los protagonistas.
Se trata de Alice y Mattia, dos “números primos gemelos”,
parejas de números como el 11 y 13, el 17 y 19… que, aunque siempre próximos,
no llegan a estar juntos nunca… Mattia y Alice son dos adolescentes, compañeros
de instituto, atormentados ambos por unos hechos que sucedieron unos años atrás
(sin relación entre ellos).
El remordimiento que atenaza a Mattia lo convierte en una
persona solitaria, huraña, sin capacidad para relacionarse con los demás. Alice
lleva su desgracia de una manera diferente, de un modo menos evidente a los
ojos de los demás, aportando incluso cierta dosis de alegría.
martes, 6 de noviembre de 2012
Cómo escribe quien escribe.

Al milenario arte de escribir se llega de cientos de
maneras, y cada escritor la adapta a su forma de ser y a sus circunstancias,
produciéndose con ello situaciones interesantes.
Por ejemplo, hay muchos escritores que desarrollan su
imaginación escribiendo de pié. Uno de ellos es Ernest Hemingway, al que
ciertos problemas lumbares condenaron a colocar su máquina de escribir en un
estante a la altura adecuada para esa postura de escritura. El genial autor
Philip Roth es otro de los escritores que pasan sus jornadas laborales sin
apenas sentarse.
Por extraño que parezca, también existen escritores que
prefieren ejercer su oficio “cómodamente” acostados, como Marcel Proust, al que
quizá tan confortable posición ayudase a su pomposa manera de escribir.
También hay diferencias en el tiempo que se dedica a la
creación literaria. Entre los casos curiosos se encuentra Graham Greene, que
declaraba que dejaba de escribir “cuando alcanzaba las 500 palabras escritas”.
En caso parecido se encuentra T.S. Elliot, incapaz de escribir más de 3 horas
al día, concretamente de 10 a
13…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)