J. y Elena hacen un viaje con la intención de estabilizar un poco su vida. La reciente, a la que pretenden poner punto y final, los tenía en la gran ciudad entre trampa y trampa. La nueva, la que ellos deciden que sea su destino, es radicalmente opuesta.
Se trata de adquirir una propiedad en una pequeña isla de difícil acceso y obstinado clima y vivir de lo que allí se produce. A pesar de que los inicios parecen complicados, ellos confían en que todo vaya a mejor. Para los habitantes de la isla la llegada de la pareja supone también una oportunidad laboral aunque el choque de costumbres no siempre es agradable.