Se conoce como noches blancas a las provocadas por un fenómeno astronómico, ocurrido durante la cercanía del solsticio de verano (nuestro San Juan) en zonas polares. La claridad del día se mantiene más allá de la puesta del sol, y la noche mantiene un atractivo crepúsculo.
Entre otros muchos lugares, las noches blancas son un acontecimiento en San Petersburgo, donde incluso se celebran festivales. Esas noches son las elegidas por Dostoievski para situar la narración de la novela corta que traemos hoy.