sábado, 13 de enero de 2024

"Lecciones de química", de Bonnie Garmus

Elizabeth Zott es una científica que desarrolla (con bastantes dificultades) su trabajo en un laboratorio en el Instituto de Investigación Hastings. Ahí, gracias a su capacidad y su determinación, realiza una investigación que se puede definir como muy por encima de su  (inmerecido) rango y de su (ínfimo) sueldo. Además, está esa capacidad y su trabajo en una categoría muy superior a la de sus compañeros masculinos (y en algunos casos superiores jerárquicamente). 


Dado que la acción se desarrolla a finales de los años cincuenta y principios de los 60 del siglo pasado, nos podemos hacer una idea de cuántas trabas ha de superar por el simple hecho de ser mujer en un entorno ocupado fundamentalmente por hombres para cumplir su vocación: ser científica, ser química. Pero Elizabeth Zott no es persona que se arrugue ante las dificultades. Ni mucho menos. Es lo contrario.

Tampoco creo que sea necesario explicar mucho más de la trama, ya que en las primeras páginas la debutante a sus 65 años Bonnie Garmus nos pone al corriente de lo que vamos a vivir. Y lo que vamos a vivir es, gracias a uno de los personajes más empecinados y decididos que recuerdo (y que, aún siendo pronto para decirlo ya que tan solo hace unos meses de su publicación y de su inmediato y arrollador éxito, me atrevo a decir que se convertirá en icónico), es una quijotesca lucha de una mujer contra las injusticias sociales por el hecho de serlo. Vamos, un personaje que se merienda las actitudes machistas que la pretenden rodear.


Además, estamos ante una fresca y adictiva lectura que, aunque un tanto larga (unas 500 páginas que para un lector como yo cuyas preferencias van hacia las historias cortas a veces resultaron un tanto prescindibles por tramos), nos llevará con ansia a devorar páginas para descubrir el final (quién sabe si desastroso, aceptable, inaceptable...) disfrutando de un tono con toques humorísticos muy de agradecer ante lo duro de algunas situaciones narradas.


"Lecciones de química" es uno de esos libros que hay que leer. El origen estadounidense de la autora (aunque haya vivido en diversos lugares de Europa) es posible que haya influido en su tono "cinematográfico" tan característico de su país, presentando unos personajes muy marcados, con buenos muy buenos y malos muy malos, y algún que otro pecado "venial" que podemos perdonar (el tono de cuanto de hadas o de fábula y el hecho de que todos los personajes hablan del mismo modo, con el mismo lenguaje, incluso aunque tengan cinco años) gracias a aciertos tan de agradecer como la inclusión de una voz tan original como la de Seisymedia, el perro que decidió vivir con Elizabeth.


Ese tono cinematográfico tan visual de la lectura nos pone continuamente en una comedia de tantas de los años cincuenta, con hombres trajeados y una raya en el pelo que más bien parece cicatriz y mujeres con el pelo cardado que al final de una larga jornada se toman un cóctel en la sala de estar. Nos pone ahí, pero desde el punto de vista peculiar y original de Elizabeth Zott, que, aunque hay una serie de televisión basada en el libro y de la que no quise saber nada hasta que lo terminé, en mi mente tiene la cara y actitud de una gloriosa e imbatible Katherine Hepburn. Lo dicho, si decides dejarte arrastrar por el éxito arrollador de "Lecciones de química", puede que disfrutes de una lectura ágil, divertida, y que además va aderezada con un mensaje inequívoco. ¿Te decides?