lunes, 25 de diciembre de 2023

"La conejera", de Tess Gunty

 

Vacca Vale es una ciudad venida a menos situada en el Medio Oeste norteamericano, en el estado de Indiana. Vacca Vale es una ciudad ficticia, pero bien podría ser una auténtica caracterizada por haber perdido su principal industria (y que la hizo crecer) que fue la poderosa y desaparecida Automóviles Zorn. A pesar de que los herederos de la fortuna de esa fábrica creada por un soñador (el cliché del Sueño Americano) conservan parte de la misma nada queda de los puestos de trabajo que generó.


En uno de los barrios creados hace bastante tiempo para los trabajadores de la fábrica Zorn sigue en pie el edificio conocido por todo el mundo como "La conejera", un bloque de apartamentos por debajo de lo modesto en el que conviven o cohabitan mejor dicho ciertos personajes. Así, nos encontramos por ejemplo con un apartamento habitado por cuatro adolescentes (tres chicos y Blandine Watkins, personaje que sustenta la narración) huérfanos o en situación similar que llevan toda la vida acostumbrados a pasar de centro de acogida en centro de acogida o de familia de acogida hasta la siguiente. Ahora, cumplidos dieciocho años, quieren escribir su propia historia.


Como si de una moderna Colmena se tratase, la autora nos presenta a una pareja de ancianos recelosa de su intimidad e integridad, a una solitaria trabajadora de una página web de últimas memorias de fallecidos, a una pareja de padres... En fin, podemos hacernos una idea de que la narración se nos presenta a trocitos, y a pesar de que la acción se desarrolla en un cortito período de tiempo, el juego nos lo da el recordar pasado de los personajes involucrados.


Tengo que decir que "La conejera" tenía los mimbres para resultar una de las mejores lecturas del año. La originalidad de la estructura y el esfuerzo notorio en demostrar esa originalidad es uno de los ingredientes que más me suelen llamar la atención. Además la inteligencia al presentar las diferentes personalidades de los protagonistas también es digna de destacar. Con todos esos ingredientes, tengo que mencionar un pequeño pero.


Sé que estamos más que acostumbrados a que, en muchas ocasiones con cierta sutileza, se nos quiera adherir en manifestaciones culturales una determinada forma de pensar, o de actuar. En otras palabras, sufrimos el más que centenario adoctrinamiento político.

Sin embargo creo que en este caso a la autora se le fue la mano en la dosis en algunos diálogos, lo que desvirtuó el conjunto. Quedó muy "postizo". A pesar de ello, creo que "La conejera" es un buen libro. Y creo que lo mencionado no lo hace redondo. Tess Gunty nos puede regalar muy buenas lecturas en un futuro. Habrá que esperar para poder comprobarlo.