sábado, 15 de enero de 2022

"Un amor cualquiera", de Jane Smiley

 

Rachel Kinsella vive sola desde hace años. Tras un fracaso amoroso de uno de sus cinco hijos, éste se instala con ella en su casa, en un pequeño pueblo. Se le hace extraño convivir con esa persona a la que dio vida y el día a día se convierte en una lucha por acostumbrarse uno a otro, prolongando de forma un tanto artificial una convivencia con una fecha de caducidad incierta. Joe, su hijo, está hoy inquieto porque hace casi dos años que no ve a Michael, su hermano gemelo. Éste regresa de La India, y, tal vez no sea la misma persona que siempre ha sido. Lo comprobarán en unas horas.

 

¿Y quién lo es? ¿Quién es la misma persona que hace unos años? Los días que dura la narración son los días de ese encuentro entre esta madre y tres de sus hijos, lo que sirve de excusa para diseccionar la relación de Rachel con Pat, padre de los cinco. Se cumplen veinte años de los hechos que derivaron en la separación de la familia, y el proceso en el que se convirtieron en dos hogares destrozados, con carencias en cada uno de ellos. Rachel pasó tiempo sin ver a sus hijos, desterrada de sus vidas, y cuando regresó la convivencia siempre fue así, como estos días, a trozos, con alguno de sus hijos, nunca con todos ellos.

 

Es una situación difícil de vivir, e incluso de imaginar para el que no haya vivido nada parecido; Rachel lleva veinte años intentando digerirlo. Durante estos días pasará ante nuestros ojos una especie de desfile de las consecuencias que produjo a cada uno  lo que está a punto de cumplir dos décadas, y de qué manera les afectó, pudiéndose decir que perdiendo parte de cada uno en el trayecto.

 

Jane Smiley es una autora que vive de susurros. Bebe de historias sencillas, como vistas a través de las cortinas de nuestra ventana, que pueden ser la historia de nuestro vecino y cuyo argumento podemos garabatear en dos líneas de una servilleta. No hay florituras y tengo la sensación de que el ser escueta es una de sus premisas. Y así, de forma austera, pausada y (para mí) adictiva conocemos durante el fin de semana que dura la narración conoceremos el peso de la culpa que arrastra Rachel, el miedo a decepcionar a sus hijos y el miedo a haber sido el germen de problemas con los que habrán de lidiar toda la vida. Es una especie de historias de fantasmas. Fantasmas con los que lleva viviendo Rachel veinte años. Poco más se puede decir de esta historia.

 

Bueno, algo más sí diré. Jane Smiley me parece una gran autora, una artesana de las palabras. No necesita, como decía, de la grandiosidad de una historia complicada y compleja, ni de fuegos artificiales que deslumbren al lector. No, ella eligió la sencillez llevada al límite, sin renunciar (también es una de sus virtudes) a tocar la fibra sensible en determinados momentos, y convertir una narración que parecía plana en mucho más profunda de lo supuesto. “Un amor cualquiera” es un buen libro y la autora, con total seguridad, será en el futuro revisitada por mí (sería su tercera obra tras haber leído el que traigo hoy y “La edad del desconsuelo”). Se me olvidaba… Smiley es ganadora del Premio Pulitzer de novela.