Y es que Patrick es
ese huérfano desvalido del que se hizo cargo su excéntrica tía, hace ya unas décadas. Su madre, la de
Patrick, murió durante el parto, diez años antes de que muriese su padre y en
un momento peligrosamente cercano al Crack del 29. Por fortuna, el adinerado
padre tuvo la prudencia de dejar puntillosamente especificados cada uno de los
aspectos que afectarían a su hijo hasta que cumpliese la mayoría de edad. Entre
ellos, cómo y cuándo invertir el dinero que heredaría el día de su muerte, y,
lo más importante, con quién se quedaría, quién sería su tutor o tutora.
Es un gustazo
empezar un libro sin ninguna expectativa ni referencia alguna, simplemente por
impulso y porque algo en el argumento lleva a pensar que es una lectura
adecuada al momento por el que pasamos. Digo que es un gustazo, pero me refiero
a cuando es un éxito, claro, no cuando la empezamos y nos damos cuenta de que
no es lo esperado. Con “La tía Mame” me imaginé que me iba a enfrentar una
lectura agradable, sin muchas complicaciones, con la que simplemente pasar el
rato.
Y realmente, es lo
que me encontré. Pero en una dosis mucho mayor de lo que esperaba. El personaje
de Mame es lo dicho, inolvidable, entrañable, excéntrico, alocado, superficial,
grotesco en ocasiones, y siempre simpático. Ésa es la parte que yo esperaba.
Sin embargo, hay algo más que para mí fue una sorpresa. Y es el humor empleado
por el narrador. Me encanta ese humor sarcástico y cínico, con una buena dosis
de ironía que nunca está de más.
La sociedad que nos
pinta Dennis es una sociedad superficial al límite, una sociedad y una
superficialidad que nos es mostrada habitualmente por un narrador que la sufre,
y que no se siente parte de ella. Y, la verdad, no me imagino a los miembros de
un entorno superficial siendo conscientes de serlo, sino que probablemente cada
uno de ellos se sienta excluido, ajeno, y los superficiales sean los otros,
¿no? Tal vez sea una forma de protección que tenemos todos, el negarnos a vernos
como parte de algo negativo.
Pero a lo que iba
es a que el narrador no es crítico con esa forma de vida, sino sarcástico al
máximo y siendo consciente de que es su forma de vida, de que su tía es parte
de él y que él es parte de su tía. Como decía, el humor que emplea el narrador
se pone en el otro lado de la balanza del personaje excéntrico y curioso, y
hace que resulte un libro mucho más gratificante para mí (que disfruto de ese
humor, pero que entiendo que no todo el mundo lo haga) y que me haya sacado un
buen número de sonrisas y más carcajadas.
“La tía Mame” es un
texto escrito por Edward Everett Tanner III, publicado con el pseudónimo de
Patrick Dennis (el nombre del protagonista del libro) y que fue rechazado hasta
en 19 veces hasta que fue aceptado por una editorial. Una afortunada editorial,
ya que en la década de los 50 del siglo pasado vendió varios millones de
copias, acumulando 112 semanas en la lista de los más vendidos. Hizo una
continuación del libro, titulado “La vuelta al mundo con la tía Mame”. Durante
unos años tuvo un verdadero éxito como autor, e incluso publicó varias novelas
con pseudónimo femenino: Virginia Rowans.
Si el humor que
emplea Patrick te llega, pasarás unas horas de divertimento que no vienen mal
nunca, y de todos modos conocerás a un personaje entrañable, caprichoso,
caricaturesco, simpático, más inteligente de lo que aparenta, y que dejará un
recuerdo imborrable, con una serie de anécdotas (creo que son once en total)
bien hiladas y repletas de sonrisas aderezadas con alguna carcajada.
Sorprendente.