Y el (complicado, enrevesado, intrigante) pasado de Mary
lo vamos conociendo a medida que evalúa un centro educativo recabando una serie de datos que harán llegar a la conclusión de si reúne o no las
condiciones indispensables para impartir el método educativo que propone la institución para
la que Mary trabaja, en la lejana y fría ciudad de Boston. Pronto nos damos cuenta
de que el viaje que, en principio, tan solo iba a ser de ida y que la
protagonista realizó hace tanto tiempo, fue a consecuencia de un hecho
traumático. No tendremos prisa por conocer qué sucedió exactamente, ya que las
dosis que nos va suministrando de esa historia pasada la autora son suficientes para mantener la
tensión a medida que avanza la acción.
Creo que sería contraproducente mencionar cualquier otra cosa del argumento, así que me voy a detener en este incierto punto y voy a cambiar de tercio. A pesar de tratarse
de una escritora sobradamente conocida,
no tenía muchas referencias de la autora argentina Claudia Piñeiro (esa
terminación de apellido tan común por estos lares me hacía pensar que era originaria de “miña terra
galega”), más que el conocimiento de que los lectores que se acercan a sus
historias la suelen recomendar fervientemente. Además, el poco cariño (o mejor
dicho, el insuficiente interés) que me suele despertar la novela negra pura me
producía ciertos reparos, y esta novela concretamente se publicita como un
thriller, y a la autora se la relaciona con novelas policíacas y negras.
Sin embargo, yo no
soy consciente de haber leído una novela negra. Acabo de terminar “Una suerte
pequeña” y tengo otro sabor de boca: tengo la sensación de haber leído una acertada
novela intimista que profundiza en el dolor y en la culpa, en la redención y en
la rendición. En las diferentes formas de amor y en cómo éste ayuda a las personas a
sacar lo mejor de sí mismas. Nos trae un brillante desarrollo de los personajes
y una cuidada y esmerada puesta en escena, en una trama que nos mantiene con el
corazón en un puño durante la mayor parte de la lectura.
En fin, creo que
habrás advertido que “Una suerte pequeña” ha sido un acierto para mí; se trata de uno de
esos libros que se meten en tu interior y que te hacen preguntarte cómo es
posible no haber leído nada de esta autora hasta este momento. Vale la pena, y
me parece un debut estupendo que supera el notable. Volveré con ella.