sábado, 12 de octubre de 2019

"Un caballero en Moscú", de Amor Towles


Aleksandr Ilich Rostov es un aristócrata ruso, descendiente de una insigne familia que incluso conserva lazos con la realeza de su país. Desde su nacimiento su educación se basó en esculpir los más exquisitos modales, y sus preferencias artísticas fueron cultivadas con profundidad. Amante de los placeres que nos ofrece la vida y un genuino erudito, el conde Rostov es experto en muchas facetas ya sean culturales o gastronómicas, y por ejemplo es infalible en la elección perfecta de un vino con un manjar determinado.

Sin embargo, la aristocracia rusa sufrió el malestar de las clases más bajas de la sociedad y ese malestar provocó diversos altercados y episodios sangrientos.  Esa forma de sentirse oprimidos por la clase alta además de la sangría que provocó la Primera Guerra Mundial entre los campesinos y obreros rusos desembocó en el estallido de la Revolución Rusa de 1917. Dicho conflicto y su posterior cambio de régimen a la primera dictadura comunista del mundo colocó a todos y cada uno de los miembros de la aristocracia rusa en el punto de mira de los nuevos dirigentes. Aún así, y tras haber perdido a la mayor parte de sus conocidos, ya sea por haber sido condenados, ejecutados o haberse exiliado, Rostov permanece en la capital.


Con la espada de Damocles de sus orígenes de clase alta sobre la cabeza, el conde pasa sus días en una selección de las excelencias que le ofrece la capital moscovita. Sin embargo, llega el momento en el que es condenado a muerte; para su fortuna, y para fortuna de los lectores que nos acercamos a su vida, gracias a un poema escrito por él mismo hace unos años su condena es aplazada y sustituida por un insólito destierro en el Hotel Metropol, símbolo del lujo y establecimiento que no tiene nada que envidiar a los mejores del mundo.

Así, asistimos al lujoso y peculiar encierro del conde a través de los años, y cómo evoluciona su relación con los empleados, los diversos huéspedes y los sucesivos dirigentes que se van haciendo cargo del servicio del hotel. Vemos su adaptación a su nueva vida y cómo lucha por todos sus medios por evitar la decadencia de un hotel que representa la vida que él se había construído. A través de las ventanas y los lujosos salones y restaurantes del Metropol, el autor Amor Towles nos trae un delicioso relato de la sociedad rusa de la mano de un personaje con una inteligencia, unas capacidades y una integridad extraordinarias. A pesar de ser un argumento que se nos desvela ya en las primeras páginas, el peso de la extensa narración no se basa en el qué sino en el cómo.

Y el cómo nos es contada la historia es de una manera exquisita. Towles, uno de los escritores estadounidenses más interesantes de la actualidad, nos trae un libro que, si se me permite expresar, podría haber sido escrito en la época en la que se sitúa la narración. Con ésto quiero decir que el esfuerzo por parte del autor en dotar a su prosa de calidad se ve brillantemente reflejado en el resultado final. Así, el escritor que sorprendió hace unos años con “Normas de cortesía” vuelve a sorprender con un libro que se pasó decenas de semanas (prácticamente un año) en la lista de los más vendidos en su país y que cosechó varios premios, aunque en el nuestro haya pasado desapercibido.

En cuanto a las sensaciones que me produjo la lectura he de decir que la disfruté a fuego lento, leyendo sin avidez pero con placer de saborear cada capítulo como merece por el esfuerzo que fue empleado en su escritura. Creo que es un libro a recomendar pero sabiendo que no es un relato que pida leer más y más, sino disfrutar poco a poco. Si disfrutaste de “Normas de cortesía” como yo lo hice en su momento, creo que “Un caballero en Moscú” te dará mayores dosis de la buena prosa y el buen gusto que caracterizan a Amor Towles. Como curiosidad, la historia será llevada a la pequeña pantalla en el adecuado formato de miniserie y contando como protagonista a Kenneth Branagh, que pondrá cara a un personaje difícil de olvidar.