domingo, 20 de octubre de 2019

"Ritos funerarios", de Hannah Kent

El escenario en el que se desarrolla la mayor parte de esta novela se sitúa geográficamente en una aislada granja de la agreste Islandia durante la primera parte del siglo XIX. Como podemos imaginar, el escenario es ciertamente hostil. En dicha granja reciben la noticia de que, debido a que el hombre de la familia tiene un cargo de alguacil han sido elegidos para alojar a una huésped muy especial: Agnes (el apellido voy a ahorrármelo, ya que no creo ser capaz de escribirlo).

Para ellos, a pesar de que económicamente les supondrá una ayuda y, además, Agnes servirá con su trabajo como criada, supone un verdadero contratiempo al que se oponen de la manera que pueden. ¿Por qué? Porque Agnes es una de las autoras de un espeluznante crimen que acabó con la muerte de dos hombres. La deshonra que supondrá convivir con una asesina será una losa para cada uno de los habitantes de la granja. El motivo  de que se traslade a Agnes es que el coste es menor que el de enviarla a una prisión en Copenague, la capital de la que depende la isla.

Además, será una situación transitoria, ya que Agnes está condenada a muerte.



Día a día recibe el desprecio de prácticamente cada miembro de la familia, lo que supone para ella una condena de difícil digestión, aunque el duro trabajo que desarrolla le evita pensar demasiado. Tan solo recibirá la visita de Tòti, un aspirante a reverendo que resultó elegido por ella para que guíe su alma en sus últimos días, semanas o meses de vida (la fecha del cumplimento de la sentencia es incierta) y la prepare para el momento de su ejecución.


La autora utiliza varias voces cuya mezcla al inicio de la novela nos otorga un ritmo muy particular: incluye en la narración un cóctel de la tercera persona omnisciente con la primera persona de nuestra protagonista, y algunos documentos que nos van otorgando datos veraces de los hechos sucedidos. Como decía, al inicio del libro resulta una mezcla muy refrescante, pero a medida que avanza en ocasiones se aprecia una especie de abuso de dicho recurso, lo que coincide con la necesidad de conocer más y más de la historia.

“Ritos funerarios” es el debut literario de Hannah Kent, autora australiana que obtuvo un buen éxito. Por momentos se nota precisamente ese hecho, que era una debutante, pero debido a su ambición, su (imagino) titánico trabajo de investigación para mostrarnos costumbres y una cuidada ambientación que logra que sintamos el frío en nuestro propio rostro y que suframos la virulencia de la preciosa naturaleza islandesa, creo que es una novela que merece una oportunidad. 

Además, dichas costumbres nos resultarán chocantes si tenemos en cuenta que puede resultar anacrónico que la mayor parte de la población sea culta a esas alturas de la historia pero realmente la alfabetización era prácticamente universal en Islandia hace ya dos siglos. En esa sociedad existía además un profundo sentimiento religioso que tenía una relación complicada con diversas supersticiones.

Hemos de recalcar que es una historia real novelada y trata sobre la ejecución de la última de las mujeres que fue ejecutada en la isla entonces danesa y hoy el país Islandés. En estas páginas nos situamos en diversos escenarios reales (y algunas granjas siguen existiendo incluso con el mismo nombre); además el viajero puede llegar a visitar lugares como el de la ejecución de nuestra protagonista. A pesar de que el tiempo que ha transcurrido varía la visión de la realidad se basa en personajes reales aunque sus pensamientos y relaciones interpersonales no son más que producto de la imaginación de una autora a la que habrá que tener en cuenta en próximas lecturas.