sábado, 14 de septiembre de 2019

"Hôzuki, la librería de Mitsuko", de Aki Shimazaki


Hôzuki es una librería de lance situada en la ciudad de Nagoya (Japón), en la que se pueden encontrar joyas que selecciona con todo el mimo Mitsuko, su propietaria. Debido a la habilidad con la que surte a su librería de los ejemplares adecuados tiene cierto prestigio en su ciudad e incluso en ciudades cercanas, sobre todo en cuanto a libros dedicados a la filosofía. Entre sus estanterías se pueden encontrar rarezas que sería casi imposible encontrar en cualquier otro establecimiento, ya sean descatalogadas, usadas o de ediciones muy limitadas. Además, Mitsuko es capaz de encontrar peticiones de clientes y proporcionarlas en tan solo unos días.

En Hôzuki, que cierra tan solo los lunes, pasa la mayor parte del tiempo nuestra protagonista. Además de ella atiende su propia madre, que tras pasar un tiempo en la prisión volcó su espiritualidad en un minoritario (en su sociedad) catolicismo. El mundo de Mitsuko se limita casi a esa librería y a la vivienda en la que convive con su madre y con Tarô, su hijo. El pequeño, de tan solo siete años, es un faro en su vida y con su sensibilidad ilumina los ojos de su madre. A pesar de ser sordomudo, Tarô es vivo, despierto, con ansia de saber. Es la persona que ata a la vida a su propia madre.


Decíamos hace unas líneas que su mundo se limita casi a esa librería; y así es, porque para poder seguir adelante económicamente con su negocio cada viernes Mitsuko va a hacerse con stock de libros y es el único día que no pasa entre las paredes del local. Además de recoger encargos y seleccionar nuevos ejemplares, alquila una habitación en un hotel y ejerce, esa noche cada semana, la prostitución.

“Hôzuki, la librería de Mitsuko” es una novela corta, que se lee en tan solo una tarde. Está escrita con un estilo parco, comedido, en el que las emociones nos aparecen contenidas, independientemente de que los hechos sean más o menos emotivos. Con ese estilo nos zambullimos en el mundo y en la forma de ser de Mitsuko, una persona que parece necesitar presentarse impermeable a lo que le pueda afectar del mundo exterior. Aki Shimakazi, la autora, es una mujer nacida en 1954 en Japón. Antes de cumplir treinta años se mudó a Canadá, y desde entonces es su lugar de residencia.

A pesar de que la totalidad de su obra publicada se remite a su periplo canadiense y a pesar de que está escrita en francés (la autora también es traductora literaria además de ser profesora de japonés) sus escritos beben de la literatura de su país natal. Así, en la novela que traemos hoy encontramos ese ambiente introvertido habitual en la literatura nipona, en la que a los personajes les cuesta un mundo mostrar sus emociones, y en la que los lectores somos testigos y cómplices de lo que sienten los protagonistas, tal vez de una forma más consciente que ellos mismos. Además, se tratan temas espinosos con gran naturalidad y una normalidad que resulta muy recomendable y muy de agradecer.

Como relatamos hace unos párrafos, “Hôzuki, la librería de Mitsuko” (qué difícil se me hace escribir esas palabras) es una novela corta que se lee sin parar, con un ritmo rápido que se nutre de frases cortas y que, ya sea para los amantes de la literatura japonesa (entre los que me incluyo) como para nuevos lectores con curiosidad por iniciarse en ella, puede presentarse como una lectura agradable y asequible. Además, a mí me resulta un homenaje a las librerías que tanto me gusta visitar, que podría decirse funcionan como "yacimientos arqueológicos" de la Literatura. Recomendable.