lunes, 31 de diciembre de 2018

"Los privilegios", de Jonathan Dee

Es difícil comenzar una reseña sobre este libro. Lo primero que quiero señalar, y suele ser lo último que se señala en las reseñas y lo que yo habitualmente hago, es que me ha gustado. Que lo he disfrutado. Que he sacado provecho de él. También quiero señalar que no sé (no tengo ni idea) en qué medida otro lector puede sacar provecho o conclusiones mínimamente similares a las que yo he sacado. Y ahí está la grandeza de esta historia.

Cynthia y Adam son una pareja joven que, a diferencia de la mayor parte de los jóvenes de su edad, deciden iniciar una vida juntos. A sus 22 años deciden casarse, y ese día es el comienzo de la historia. A pesar de vivir en la Gran Manzana, la boda se celebra en la industrial  y poco glamurosa Pittsburg, debido a que los gastos corren a cargo del nuevo y pudiente marido de la madre de Cynthia. Ésta es una de las cuatro partes de la vida de nuestros protagonistas que vamos a contemplar, y pronto conoceremos que formarán una familia casi inmediatamente.


A lo largo de esas cuatro etapas el autor nos va desgranando una sociedad, la estadounidense, que es un ejemplo a seguir en la mayor parte del mundo (lo que no quiere decir que sea buen ejemplo), el modelo en el que se basa la mayor parte de las sociedades actuales. Con cierta ambigüedad, a mi modo de ver, Jonathan Dee nos presenta el sueño americano y sus preceptos, dejando que el lector vaya anotando indicios de lo que nos quiere narrar, aunque dejando al mismo el juicio de valor, si es que lo desea desarrollar.

Y ese sueño americano nos es presentado en forma de una familia, la familia Morey. Cynthia, Adam y sus hijos April y Jonas forman la familia perfecta: tanto padre como madre son físicamente perfectos, y a su imagen y semejanza salen sus hijos. La ambición en los negocios que muestra el broker Adam desde el inicio de su carrera lo sitúa en una situación privilegiada, que a la larga convertirá a la familia en millonaria. Porque, y a riesgo de que el que lea estas líneas piense diferente, opino que el sueño americano trata de éso, de belleza y riqueza, de tener todo lo que los demás pueden envidiar, por encima de lo que uno mismo desea o necesita. Un sueño en el que no hay demasiado sitio para ninguna religión, valores ni moral, y en el que éstos son sustituidos por otro dios más material, que irónicamente sale impreso en cada billete en la frase "In God we trust".

Y así, desde el inicio, asistimos con cierta curiosidad al éxito de Adam y su familia que irá superando con creces sus expectativas hasta un nivel que nunca habían llegado a imaginar. Cada uno de los miembros de la familia asume la parte que le toca vivir de manera diferente, y de ello trata (creo) la narración: de cómo encajaría cada uno de nosotros en una situación así, si es lo que deseamos y si es lo que nos llenaría. Como suele suceder, probablemente todos tengamos una respuesta diferente a esta pregunta y, del mismo modo, todos sacaremos diferentes conclusiones de una lectura que, pienso, vale la pena emprender.

Como veis, termino la reseña de un modo parecido a cómo la comencé, y sin aportar realmente más que algunos de los vagos pensamientos que nos produce la lectura de este libro. Y es que la lectura de esta novela en sí es éso, un pretexto (agradable) para que pensemos mientras pasamos unas páginas en las que la trama es tal vez lo menos relevante.  ¿Y no es una de las grandezas de la Literatura?