Con todos mis respetos, Olive
Kitteridge es una persona complicada. Malhumorada, borde, arisca, poco empática
con todo el mundo… Existen personas especiales en este mundo, esa clase de
persona con la que el simple hecho de encontrarse para el que tiene la suerte
de hacerlo supone tener un día mejor, que mejora la vida de los demás. Si tuviésemos que clasificar a Olive es posible que la viésemos como lo más opuesto a esa persona que nos podemos encontrar.
Y, como el título nos indica y
todos sospechamos desde el inicio, Olive es la protagonista de este libro. Un libro que se compone de trece capítulos en los
que la autora nos desgrana su visión del ser humano. En alguno de ellos la
presencia de Olive, maestra de matemáticas de un pequeño pueblo marítimo de
Maine, es puramente testimonial. En las páginas de “Olive Kitteridge”
encontramos ilusión, dolor, determinación, duda, traumas y alegrías en las
personas que forman parte de la vida cotidiana de Crosby.
Olive y Henry |
Con Olive vive Henry, un
farmacéutico bonachón, encantador y con una enorme dosis de paciencia, tal y como corresponde (si pretende sobrevivir) a la figura del esposo de Olive y padre del hijo de ambos, Christopher. Con él
iniciamos la lectura de nuestra historia y, al menos en mi caso, el lector ya
sufre en las primeras páginas el hechizo que produce el talento de la autora.
Una autora que, gracias a este libro, consiguió hace diez años el prestigioso
premio Pulitzer, que tantas alegrías me ha dado como lector a lo largo de mi
vida. Tras la de Henry iremos conociendo más historias que, además, nos van
dando pinceladas de la personalidad (independientemente del comportamiento) de
la maestra ya retirada.
Tal vez al leer estas líneas te
estés haciendo una idea equivocada de lo que me ha producido la lectura de este
libro. Y la realidad es que “Olive Kitteridge” me parece una obra excelente. Y además de ello en particular Olive Kitteridge me parece un personaje inolvidable, al que irremediablemente vamos a coger cariño, por muchas veces que se equivoque y se empecine en comportarse
como, en el fondo lo sabemos, no desea. Su incapacidad para digerir el
comportamiento de los demás, su exigencia de una rectitud que ella también se exige tal vez sea el detonante de que su modo de actuar
no sea siempre el adecuado.
Elizabeth Strout, la autora |
Tras terminar el libro, he
conocido que existe una versión que fue llevada a la pantalla en forma de serie
de tan solo cuatro capítulos. La serie cuenta con el aval de haber sido producida por el canal HBO, lo que hace presuponer que calidad no faltará al resultado final. Y la verdad es que es cierto: es una serie de mucha calidad. Frances McDormand es y será siempre Olive, realizando un trabajo insuperable. A pesar de que siempre es difícil plasmar todos los matices que aparecen en un libro en una pantalla, el formato miniserie y el minucioso trabajo de todos los que intervienen en la producción hacen que la serie esté a la altura y sea digna de ver.
Independientemente de que decidas o no ver la serie (ojo, siempre va antes el libro, no hay que errar el orden en ninguna ocasión) si te decides por leer "Olive Kitteridge" te encontrarás con una una lectura que recomiendo para las personas
que disfrutan, como yo, de leer cómo una autora desgrana el interior de una persona
sencilla, a la que no sucede nada fuera de lo común. Como los grandes autores logran
en sus obras, Elizabeth Strout consigue sacar de un argumento ordinario una
historia extraordinaria.