jueves, 20 de diciembre de 2018

"Relato de un náufrago", de Gabriel García Márquez

En el año 1955, tras un período de reparaciones y adiestramiento en Estados Unidos, el buque de la Armada Colombiana "A.R.C. Caldas" inicia el trayecto de regreso desde la localidad de Mobile, en Alabama, hacia su puerto en Cartagena de Indias. Tras una fatalidad, ocho de los tripulantes del Caldas caen al mar y, desgraciadamente, siete de ellos no logran sobrevivir. El octavo es, lógicamente, nuestro náufrago, que consigue subirse a una balsa y con ello aferrarse a la única esperanza de vida que le queda.

Nuestro protagonista es el marinero Luis Alejandro Velasco, y la historia es verídica. Gracias a su supervivencia podemos, más de sesenta años después, seguir reviviendo las peripecias que le sucedieron en el tiempo que permaneció hasta ser rescatado. Una vez en tierra se hizo célebre por el impacto que causó su supervivencia, ya que ya había sido declarado muerto, tal y como sucedió con sus siete compañeros.


En medio de ese furor para conocer cada detalle del irrepetible viaje que hubo de realizar forzosamente Luis Alejandro, comienza una carrera entre periódicos y radios que quieren hacerse con la primicia. El premio lo logró el periódico "El espectador" que en catorce entregas consecutivas llevó las aventuras a sus lectores. Para ello, y para hacer más amena la lectura, echaron mano de un reportero que dio forma a las notas y recuerdos que tenía Velasco. Se trataba del que obtendría casi tres décadas después el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

El clima político que se vivía por entonces en Colombia, en el que el régimen era el de una estricta dictadura, resultó un problema serio para el náufrago considerado un héroe, ya que durante su narración contradijo la versión oficial proporcionada por el estado, y además añadió detalles (como el transporte de mercancías que podrían considerarse contrabando) que fueron negados sistemáticamente y que serían constitutivos de graves delitos. Por ello, el brillo del héroe se fue marchitando, el diario fue cerrado y el reportero responsable fue puesto en el punto de mira, lo que derivó en que hubo de autoexiliarse para evitar males mayores.

Afortunadamente para nosotros, en el exilio que inició García Márquez en París y que le llevó por diferentes países, el autor produjo inolvidables obras que le hicieron convertirse en célebre. Gracias a ello, en la década de los setenta, decidieron rescatar las catorce entregas publicadas en "El espectador" sobre esta aventura y editarla como una novela, que recibió el expresivo título de "Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego hecho aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre".


Con buen tino se tiene la costumbre de resumir el título tal y como lo nombra la mayoría de personas que lo leen, y el resultado final es el de un documento muy interesante de ser visitado, que se lee a una velocidad de vértigo y que es lectura obligada u opcional en los institutos de varios países. Entre esos países se encuentra España, y gracias a ese hecho llegó a mis manos el ejemplar del título al que nos referimos, concretamente de las manos de mi hija adolescente (te quiero), lo que es un verdadero honor y un placer, leer el mismo escrito y poder comparar las sensaciones que produce en cada uno la lectura, que en mi caso dejó un buen sabor de boca.

Como sabemos, el exilio no supuso para Márquez el final de su carrera, sino que fue fructífera hasta que su mente dejó de responder, unos años antes de su muerte. Sin embargo el protagonista Luis sí sufrió los rigores de la desacreditación pública vivida, y lo que prometía ser una vida  muy acomodada se convirtió en una carrera de obstáculos. Incluso luchó por los derechos de autor de la obra, reclamando la mitad de la autoría ya que relató las vivencias al escritor. Sin embargo, tras una larguísima lucha judicial le fueron negados dichos derechos. Murió en el año 2000 de cáncer de pulmón.

Como decíamos es una lectura ágil e interesante, y un documento excepcional de la (creo yo) fantasiosa narración de esos diez días que quedan descritos minuciosamente para la posteridad. Recomendable.