En un remoto paraje de Uruguay se
encuentra el pequeño núcleo de Ocho Ríos, en el que tan solo hay dos viviendas.
En una de ellas vive el ya anciano Adam Gund con su pareja, el joven Pete, que se dedica a recuperar muebles antiguos y restaurarlos para enviarlos a una anticuaria de su confianza. Adam es hermano de Jules Gund, autor de "La góndola", un libro de culto que supuso un éxito, el único éxito que tuvo Jules ya que no llegó a publicar otra novela. En la otra
vivienda habitan Caroline, la infeliz y hostil cuñada de Adam y esposa de Jules, y Arden, la amante del autor. Sí, has leído bien. Viven esposa y amante en la misma vivienda. Arden es además la madre de la única hija de Jules, Portia.
La apacible y solitaria vida que
llevan estas personas en Ocho Ríos se ve alterada cuando reciben una carta. En ella un joven
desconocido, un tal Omar Razaghi, les pide permiso a los tres para iniciar la
escritura de una biografía sobre Jules, biografía en la que pone todas sus
esperanzas para lograr el doctorado en Literatura en la Universidad de Kansas,
y de la que depende además la beca que está disfrutando para terminar su
trabajo.
A pesar de despertar la
curiosidad de los tres familiares de Jules, la solicitud es rechazada, y el
permiso para escribirla es denegado por Arden y Caroline, con lo que las
esperanzas de Omar se vienen inmediatamente abajo. Tanto para Omar como para su pareja, Deirdre, la negativa supone un duro golpe tanto anímico como económico. Tras darle varias vueltas, Omar decide seguir un impulso; sin pensarlo demasiado inicia un complicado viaje que le lleva a miles de kilómetros de Kansas, nada más
y nada menos que a Ocho Ríos, en donde intentará que tanto Caroline como Arden
cambien su opinión sobre la biografía.
Una vez allí se inicia una serie
de días que amenaza con cambiar el destino de cada una de las personas
implicadas y que (tal vez) haga honor al título original de la novela, que es “The
city of your final destination”, lo que viene siendo algo así como “La ciudad
de tu destino”. James Ivory adaptó la novela al cine hace ya unos años, y sería
interesante ver qué logró con los mimbres que Peter Cameron trenzó.
La lectura de “Aquella tarde
dorada” es una lectura sencilla, agradable, ligera, que no vulgar. Los personajes
que la forman están muy bien desgranados, y cada uno de ellos tiene algo que
aportarnos. Además de la peculiaridad de Adam, de la melancolía del joven
asiático Pete y de la aparente locura de Caroline veremos cómo Omar avanza en
su búsqueda de su verdadero yo, de su lugar en el mundo, una búsqueda tan vieja
como la historia de la humanidad y para la que cada uno de nosotros ha de
encontrar su propia respuesta (si es que se tiene la suerte de conseguir).
He de decir que el libro lo
empecé con mucha ilusión, y que a media lectura sentí que, tal vez, había
esperado demasiado de la lectura. Sin embargo la parte final es vigorosa y
justifica cada uno de los segundos empleados en conocer la historia de una
biografía que puede ser o puede no ser, y de unas personas que no serán las
mismas que las que conocimos en las primeras páginas. Sería desmesurado (en mi
opinión) decir que Peter Cameron es un gran escritor, pero también sería
injusto no decir que nos suele traer personajes muy provechosos y tramas originales,
amenas y divertidas. Y eso es precisamente lo que encontramos en “Aquella tarde dorada”.