domingo, 10 de diciembre de 2017

"Madame Bovary", de Gustave Flaubert

Charles Bovary es un joven y prometedor médico que intenta labrarse un plácido futuro en la comarca de Tostes, en la Francia del siglo XIX. Charles es, además, un prematuro viudo. Hace no mucho tiempo se casó con una (a su vez) viuda unos años mayor que él tras los ruegos de su propia madre, y resultó ser una mujer con la que no tenía nada en común y que no despertaba ningún sentimiento positivo en él. 

Acompañando a Charles vamos conociendo con un realismo fuera de lo común (y que sentó precedentes desde su publicación) la vida en la época y el lugar, conoceremos con detalle las costumbres y diferentes situaciones que se daban en dicha sociedad. En una de sus habituales salidas a atender urgencias a pueblos cercanos o a granjas un poco más alejadas, Charles visita al infortunado señor Roualt, que tras una caída sufre la fractura de una de sus piernas, herida que amenaza con llevarlo a la ruina si no es convenientemente curada.


Con el amor por su profesión que le caracteriza el joven Bovary pone todo su empeño en que el señor Roualt recupere cuanto antes la movilidad y su pierna quede ésta en la mejor de las condiciones posibles. En las periódicas visitas a la granja del paciente para seguir la evolución de la extremidad dañada se entabla una relación con el paciente y también conoce a su hija, Emma, de la que pronto se enamora. Entre ambos jóvenes nace una chispa que termina en una petición de mano que tanto el señor Roualt como Emma aceptan gustosamente.

En la boda de los enamorados comienza un periplo que todo hace parecer será un hermoso futuro, con un hogar en el que se encuentre lo mejor que la vida puede ofrecer. Sin embargo, no será así. Pronto Emma comprende que es consumida por una insatisfacción que le hace aspirar a más. Se siente en cierto modo atrapada en una vida que no es la que esperaba, ni la que estaba destinada a vivir.

Emma es una excelente lectora especialmente de libros románticos en los que las relaciones resultan ideales y apasionantes. En su interior siempre albergó la esperanza de que su futuro estuviese plagado de momentos así, y desde que conoció a Charles vio en él signos que lo identificaban con el apuesto caballero que protagoniza tantas historias que pueblan su biblioteca. En lugar de ello encuentra y ha de enfrentarse a un tedioso día a día al que no se llega a acostumbrar. Además, tal vez Charles tenga poco o nada de las virtudes que le suponía y sus defectos se lleguen a hacer insoportables...

"Madame Bovary" es un clásico de la Literatura. Sin duda alguna. Como corresponde a su estatus, su historia es de sobra conocida por la mayoría de los lectores. Además, se trasladó a multitud de obras de teatro, de películas e incluso óperas que se basaron en el icónico personaje de la insatisfecha Emma. Apareció, como muchas novelas de su época, en forma de entregas en  el folletín "La Revue de Paris" en 1856, y un año más tarde fue editado en forma de libro.

Como era de esperar, causó un revuelo y un escándalo que fue complicado contener debido a su temática, y cómo se centra en las inquietudes interiores de la mujer además de los hechos que difícilmente encajan en la estricta moral de la época. El autor y la editorial que lo publicó fueron acusados de atentar contra la moral, aunque tras la celebración del juicio correspondiente finalmente quedaron absueltos de los cargos. A cambio, desde el primer momento la novela tuvo una gran acogida y un buen número de ejemplares vendidos.

¿Y qué nos podemos encontrar en sus páginas? Descripciones deslumbrantes que otorgan a su prosa una categoría difícil de superar. En ocasiones se dice que es la obra que otorgó a la prosa un estatus similar a la poesía. En el realismo que nos regala el autor encontramos un fiel y minucioso retrato de la sociedad francesa de entonces. Además nos entrega una poderosa crítica a la propia sociedad y un boceto de la insatisfacción que pasó a la historia como si de un molde se tratase.

Hablar de un libro que lleva 150 años dando que hablar es hablar de millones de personas que han disfrutado de su lectura. No puedo negar la maestría del autor, ni la construcción tan concienzuda de la evolución del personaje principal; sin embargo, en este caso he de señalar que no conseguí quedarme prendado de la historia. 

Sus descripciones lograron deslumbrarme y su argumento ilusionarme, pero llegados a un punto se invirtió la ecuación y cada descripción hacía mella en mi ilusión original, minándola continuamente y haciendo la lectura monótona y lenta. Por desgracia no puedo decir que haya disfrutado de una lectura en la que había puesto muchas esperanzas (recién leída "La dama de las camelias", que se convirtió en uno de los libros de mi vida) pero sí puedo decir que comprendo perfectamente a los que el buen oficio del artesano que la compuso hizo que les llegase al alma su lectura.