Esta es una novela que narra una
sola noche, en la que se nos presenta una serie de personajes que en algún
momento cruzan sus historias:
-Mari, una
joven que ha perdido el último tren del día y pretende pasar la noche en un
bar-restaurante, leyendo mientras espera el primer tren de la mañana.
-Takahashi,
un músico camino de un ensayo con su banda, y que reconoce a Mari de una cita
con su hermana de algún tiempo atrás.
-Eri,
la hermana de Mari, que se encuentra sumida en un extraño sueño, que nos
introduce en el habitual y onírico “mundo Murakami”.
A través de las páginas vemos
aparecer a diferentes personajes, la mayoría de ellos gente atormentada, con
vidas complicadas, que dan a la novela múltiples matices, enriqueciendo la
lectura con dichos adornos.
Haruki Murakami es uno de esos autores
de los que se ha oído hablar tanto y tan bien, que se corre el peligro de
sentirse decepcionado al leerlo.
Tal vez por eso elegí este libro
para iniciarme en reseñar al autor, ya que es un libro más fácil de leer que el
resto de la obra de Murakami, en el que éste se esfuerza en mostrarnos su carácter
de gran narrador, entrelazando vidas y personajes, y colocando poco a poco
piezas de un puzzle que (como la mayoría de sus libros) acaba sin ser
completado.
Recuerdo el pensamiento que me
vino a la mente en cuanto terminé el libro (por cierto, leído en un solo día),
y es que la sensación que deja su lectura es similar a la de haber disfrutado
de una buena película.
En definitiva, un buen libro de
un buen autor que poder disfrutar. Creo que se trata simplemente de eso, un
buen libro de un buen autor, no alcanza a ser una obra maestra de un genio,
como el entorno nos puede hacer llegar a pensar…