Daniel Sullivan es un profesor
estadounidense de mediana edad que vive en medio de una importante crisis.
Separado y con dos hijos a los que apenas puede ver, emprende un viaje a un
remoto pueblo de Irlanda a cumplir con un curioso encargo: recoger las cenizas
de su abuelo, al que ni tan siquiera llegó a conocer.
Ese viaje le sirve para
profundizar un poco en su interior y, no tras sentirse cómodo sino tras no resultarle atractiva la idea de regresar, lo alarga unos días para conocer un
poco la tierra de sus antepasados. En un encuentro casual en una carretera comarcal coincide con un niño
con el que hace migas inmediatamente. Su madre, Claudette, es una mujer
temperamental y un tanto hosca, que a simple vista rechaza cualquier contacto
con desconocidos. Sin embargo, entre ambos surge una curiosidad que impide que
se despidan definitivamente.
Diez años después de ese
encuentro, Daniel y Claudette forman una familia muy poco convencional y a la que tomaremos cariño inmediatamente. Parecen
estar hechos el uno para el otro, y el turbulento pasado de ambos parece haber sido un
mero ensayo de lo que será la vida que han de vivir, de su vida juntos. Sin embargo, presente, pasado y
futuro no siempre nos ofrecen una mezcla perfecta de lo que desearíamos…
A grandes rasgos es la historia
que nos podemos encontrar en este libro de la escritora irlandesa Maggie O’Farrell.
Y, sin duda, el argumento es lo menos interesante de este libro. Lo
verdaderamente valioso es cómo habla de las relaciones humanas. Cómo describe a
los personajes, y de los sentimientos que inundan a cada uno de ellos.
Leer este libro me supuso algo
así como una aventura en la que cada capítulo era recibido como un relato breve
tras otro. Necesito explicar esto último, y es que da la sensación de que es
algo que perjudica a la lectura y, en este caso, no lo es. La habilidad de la
autora para entrelazar diferentes momentos en la vida de los personajes e introducir a otros personajes que, incluso, tan solo veremos en un
capítulo/relato, hace que la lectura sea adictiva; nos lleva a avanzar en el
libro sin saber muy bien qué esperar del final, y al mismo tiempo no desear que
acabe nunca la historia.
Libros del Asteroide nos suele
regalar relatos muy interesantes. Lecturas poco convencionales, que probablemente
tienen pocas posibilidades de ocupar las estanterías de los libros más
vendidos. Sin embargo, sí tienen posibilidades de ocupar un sitio en las
preferencias de muchos lectores. Al leer “Tiene que ser aquí” me encontré con
un libro que, ya desde las primeras páginas, supe que se encontraría en mi
estantería de honor.
Y, además, al leer a Maggie O’Farrell
me da la impresión de que sus lecturas tendrán muy buena predisposición por mi
parte. Será para mí una de esas autoras “familiares” a las que se espera, se disfruta e
incluso se perdona sus defectos y sus obras menos acertadas. Una autora que me sorprendió con un tono delicadamente íntimo y con una prosa
con la que pronto conecté, y que me hizo recordar en algunos momentos a autores
de mucho prestigio. En definitiva, si lees “Tiene que ser aquí” no esperes
encontrarte con un best seller sino con un libro poco convencional, pero sí intenta disfrutar de lo que cada uno de los
capítulos puede ofrecerte tal y como merece. Una golosina literaria para mí.