Mantiene una correspondencia continua con su editor, J.C. Hackmuth, lo que hace que conserve todavía la esperanza de que algo de lo que escribe (y últimamente es poco) sea publicado. Entre suciedad, ratones y cucarachas intenta evitar a la mujer que regenta la pensión y a la que debe unas cuantas cuotas. Además, ha dejado de hablarse con el señor Hellfrick, que vive en una habitación cercana y que pasa cada uno de sus días colgado de una botella de ginebra. Bandini no le ha perdonado que no le haya devuelto los quince centavos que le prestó hace ya tiempo.
En este escenario, y entre grandes apuros por tener algo que llevarse a la boca entra en el Caffe Columbia y ahí conoce a Camila López, la camarera estadounidense pero de origen mejicano que le sirve el peor café de su vida. Entre ellos se establece una extrañamente adictiva relación que transcurrirá a lo largo de toda la narración. Dicha relación es el hilo conductor de una novela que supone un magnífico mosaico de la difícil vida en la tierra de los sueños, en los que los sueños han de convivir con la suciedad y la miseria.
Arturo Bandini es el protagonista de esta historia y de otras tres (Espera a la primavera, Bandini; Pregúntale al polvo; Camino de Los Ángeles y Sueños de Bunker Hill) y es también el alter ego de John Fante. Fante fue un autor que tuvo escaso éxito, y mucha mala suerte y hubo de aparcar su idea de dedicarse plenamente a la literatura para pagar las facturas realizando otras tareas, como es el colaborar en la escritura de guiones en la meca del cine.
En la novela que nos ocupa se da la circunstancia de que la editorial que la editó había editado también el "Mein Kampf" de Adolf Hitler. Tras una denuncia hubo de pagar una fuerte indemnización, lo que dejó el presupuesto de la promoción de "Pregúntale al polvo" a cero. Tal y como lo fue Fante Bandini es un personaje perdedor (aunque en la realidad John pudo deshacerse de la indigencia), que vive más de ilusiones irrealizables que de la realidad y que es devorado por la crueldad de la sociedad en la que vive.
El éxito de John Fante se produjo de forma póstuma y principalmente (o exclusivamente) de la mano de un maestro de la literatura: Charles Bukowski. Y es que el creador del "realismo sucio" desveló que Fante había sido su inspiración, lo que nos hizo redescubrirlo. Además, Bukowski prologó el libro que le había servido de modelo (nuestro "Pregúntale al viento") de una forma que es difícil de rechazar, y que lo convirtió cincuenta años después de su publicación en un Best Seller. Por quedarnos con unas frases del prólogo traemos las siguientes:
«Cierto día cogí un libro, lo abrí... Cada renglón poseía vida propia. He ahí, por fin un hombre que se asustaba de los sentimientos. El humor y el dolor se entremezclaban con soberbia sencillez. Comenzar a leer aquel libro fue para mí un milagro tan fenomenal, como imprevisto. Se titulaba Pregúntale al polvo. Tendría una influencia en mis propios libros durante toda mi vida» (Charles Bukowski).
Yo agradezco a Bukowski el que no haya permitido que Fante permaneciese en el olvido, y nos traiga la cruz de la tierra de los sueños, unos sueños que son devorados por suciedad y miseria, prostitución y drogas, por gente que malvive con las ilusiones pisoteadas en lugares inmundos que, como nos cuenta Fante en "Pregúntale al polvo", son mucho peores que los lugares de origen de los que huyeron todos esos personajes. Una lectura que merece la pena de un autor que lo tenía todo para triunfar, pero que murió sin conocer el éxito que merecía, y de una forma lamentable debido a su diabetes, con ceguera y las piernas amputadas. Una vida digna de alguno de sus personajes.